El kirchnerismo del Senado, comandado por
Miguel Angel Pichetto y José "Pepe" Pampuro, tiene todas sus fichas apostadas a
conseguir el próximo miércoles la aprobación del proyecto de
movilidad previsional, pero el tema les está sacando canas verdes. Es que todavía
deben resolver
dos instancias claves: primero esperar que el titular de la ANSES
Amado Boudou convenza a los rebeldes cuando vaya a dar explicaciones sobre el
famoso cálculo para los aumentos, y el otro tema espinoso es que puertas adentro del bloque
oficialista habría varios legisladores que pasaron del "Si Néstor" al voto en suspenso.
Pese a que a la iniciativa es reconocida por la publicidad oficialista como "un avance
social", al establecer la obligación de realizar dos reajustes de haberes por año en marzo y
setiembre para más de 5 millones de jubilados, la propuesta del Poder Ejecutivo es
dudosa sobre el verdadero nivel que tendrán esas subas
y esas dudas se han extendido al propio interior del bloque oficialista.
Un capítulo importante de la suerte final del debate del miércoles en el recinto se jugará el
lunes poco después del mediodía, cuando
Boudou concurra al Senado, para dar
explicaciones claras sobre cómo se instrumentará la fórmula que subirá las
jubilaciones en el futuro. En su intervención del 9 de setiembre ante el plenario de las comisiones
que analizan el proyecto en el Senado, Boudou y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada,
no aceptaron responder a las preguntas de los legisladores que querían saber cuál
hubiera sido el resultado de los aumentos
para este año y los siguientes en caso de haberse aplicado la tabla de cálculo.
El misterioso silencio oficial, que no fue compensado con ninguna explicación, se
agravó por declaraciones de los dirigentes gremiales, particularmente de la
CTA, el defensor del Pueblo
Eduardo Mondino, y expertos en temas previsionales que explicaron que la
combinación de una fórmula que integre las subas para trabajadores activos con la recaudación de la
ANSES y la cantidad de jubilados del programa
sólo pueden dar un índice siempre más bajo que los aumentos de sueldos.
Hugo Yasky dijo que tres equipos de economistas de la CTA
no pudieron ponerse de acuerdo con los números y llegaron a cifras distintas, y
Mondino reclamó una estimación oficial a la ANSES, recibiendo como respuesta que
"realizar una estimación les llevaría 15 días", pese a que el ministro de Trabajo
había sostenido que cualquier jubilado podía hacerla sin ayuda especial.
Las críticas fueron retomadas por los bloques opositores, que consolidaron sus posiciones con
el rechazo de las agrupaciones de jubilados que ven cada vez más lejos la posibilidad de alcanzar
el nivel del 82 por ciento,
y consiguieron resquebrajar además la voluntad de algunos oficialistas.
El éxito de la votación del miércoles dependerá entonces en buena parte de las explicaciones
que brinde Boudou ante el plenario de las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Trabajo y
Previsión, pero con eso no terminan los desafíos, porque el martes se reunirá el bloque oficialista
y los disconformes querrán dejar claros los motivos de protesta.
La imagen de una bancada autosuficiente y de triunfo fácil quedó
definitivamente sepultada con la derrota de las retenciones móviles el 17 de
julio, y este martes el bloque de Pichetto y Pampuro deberá afrontar las críticas que
menudearon durante las jornadas de consultas.
En Diputados el proyecto fue aprobado el 4 de setiembre por 140 votos a favor contra 78, casi
una relación de 2 por 1. En Senadores, pese a la sólida presencia de los legisladores elegidos en
nombre del Frente para la Victoria, la proporción sería más estrecha
y se rumorea que sería "un lujo" para el oficialismo alcanzar los 40 sufragios,
apenas
tres respaldos más que la mitad más uno.
Les consuela pensar que
varios de los legisladores que votaron en forma negativa contra las retenciones no estarán
presentes, como Juan Carlos Romero, con licencia, y Carlos Menem. En cambio, dan por
seguro que pese al pataleo, estarán por el sí los ex gobernadores de Santa Fe, Carlos Reutemann y
de La Pampa, Rubén Marín, aunque se confiesan incapaces de torcer la voluntad de la salteña
Sonia Escudero, la chaqueña
Elena Corregido y la riojana
Teresita Quintela.
A varios días del debate, el panorama es
preocupante para Pichetto y Pampuro, que no quieren ni pensar en la ira de Néstor
Kirchner si le sirven otra derrota. Lo curioso es que la ley que el gobierno consideró una
demostración de su vocación por redistribuir los ingresos, aparece cada vez más a ojos opositores
como una
expresión de mezquindad que sólo busca mantener los aumentos a raya
en niveles mínimos.
Fuente: DyN.