La catástrofe que desató la inundación y que afectó a La Plata, Capital Federal y el Gran Buenos Aires, tomó por sorpresa a los gobernantes -muchos de ellos estaban en el exterior de vacaciones- y movió las piezas del tablero de ajedrez de la política nacional, provincial y de la Ciudad.
En la Casa Rosada notaron la influencia que tuvo, durante el operativo de la “reconstrucción”, el secretario de Seguridad, Sergio Berni, y su par provincial, Ricardo Casal. Ellos dos, aseguran, fueron los ganadores en las peleas internas que hay en la Nación y la Provincia.
Las reuniones del comité de crisis organizado para afrontar el caos eran dominadas por Berni y por Casal, que son funcionarios de Seguridad, y no de Acción Social, área más indicada para combatir los desastres de un temporal. En el fragor del rescate, Berni y Casal se apoderaron de la situación. En los encuentros, el jefe de Gabinete bonaerense, Alberto Pérez; y hasta el gobernador Daniel Scioli, quedaron relegados en favor de la figura del ministro de Justicia y Seguridad de la provincia. La ausencia de la ministra de Seguridad, Nilda Garré, le quitó influencia en el gabinete K. La funcionaria no estaba en el exterior, estaba en su despacho, pero no apareció en ningún momento.
¿Por qué Garré quedó relegada? En el Gobierno dicen que Berni, su segundo, actuó por voluntad propia y que fue el interlocutor de Cristina Kirchner en La Plata, la ciudad más perjudicada por la cantidad de lluvia caída, y tierra natal de la jefa de Estado. “Alberto Pérez se abalmedinizó”, ironizó un funcionario nacional, en alusión a que el rol del jefe de Gabinete quedó limitado -durante este temporal- a obedecer las órdenes del comité de crisis y no, como en otros asuntos, a ponerse al frente del problema.
Del mismo modo, en la Capital Federal también hubo ganadores y perdedores. María Eugenia Vidal, vicejefa de Gobierno porteño, fue la primera que puso la cara y dio explicaciones. En el gabinete porteño, el que perdió fue Horacio Rodríguez Larreta, jefe de Gabinete, que estaba en Turquía y no se tomó el primer vuelo que llegaba a Buenos Aires alegando problemas técnicos.
En el Gobierno nacional, otro dato que destacaron es que casualmente, la línea que quedó relagada en el operativo inundación es precisamente la que denostaba al cardenal, ahora Papa, Jorge Bergoglio: se trata ni más ni menos que de Garré y el periodista de Página/12, Horacio Verbitsky. El periodista relacionó a Bergoglio con la dictadura y lo siguió haciendo aún cuando Cristina Kirchner marcó que la relación con el Papa Francisco debía ser cordial.