Goldman Sachs no sólo es uno de los grupos de inversión más grandes del mundo desde 1869. También es una influyente agencia de marketing: un paper de 2001 mencionó por primera vez la sigla BRIC, refiriéndose a los países emergentes que en 2050 dominarán la economía mundial: Brasil, Rusia, India y China. La sigla se popularizó y la realidad siguió a pie juntillas la ficción: los presidentes del BRIC se reunieron en Ekaterimburgo decididos a conformar un bloque.
La nueva palabra de moda impuesta por Goldman Sachs sólo reuniría a desgano a sus protagonistas; más que una sigla es un destino: PIGS (Portugal, Ireland, Greece and Spain). A veces, el acrónimo se transforma en Piigs, porque a la I se Irlanda se le agrega, también, Italia. Pigs, en inglés, significa “cerdos”, y la palabra refiere a flying pigs (“cerdos que vuelan”), describiendo la “economía porcina”.
“Hace ocho años los cerdos llegaron, literalmente, a volar: sus economías se dispararon después de unirse a la Eurozona. Ahora los cerdos están cayendo de nuevo a tierra”, publicó hace un tiempo el Financial Times. En septiembre de 2008, en pleno derrumbe de la burbuja inmobiliaria, el uso del término pigs provocó las protestas de empresarios españoles y del ministro portugués de Economía, pero ya era tarde: el término había saltado de Goldman Sachs al Financial Times y de allí a Newsweek, The Times y The Economist.
Pero no sólo la economía de los pigs estaba en el barro: también la de Estados Unidos e Inglaterra, quienes ahora levantaban el dedo acusador. Por eso hubo entonces quienes pensaron que pigs no era sólo un ejercicio de ironía profesional, sino también una especie de cortina de humo para tapar defectos propios.
En cualquier caso, los sapos (o los cerdos) de hoy habían sido, ayer, princesas. Irlanda fue promocionado durante años como un modelo para los países que quisieran salir del sudesarrollo: salarios bajos, boom inmobiliario, pocas regulaciones y atención VIP al capital mutinacional.
España y Grecia recibieron dinero a raudales de los mismos bancos que ahora los califican como economías de riesgo y vuelven a ganar dinero con los “seguros de impago” (credit default swaps, CDS) bautizados por el banquero norteamericano Warren Buffet como “armas financieras de destrucción masiva”.
Los pigs figuran hoy entre los lugares 173 y 183 del mundo respecto al crecimiento económico 2010-2011: Portugal, España e Irlanda van del 173 al 175, y después de Haití, Letonia y Venezuela, Grecia se ubica en el lugar 183.
Mientras la canciller alemana Angela Merkel sostiene que éste no es en modo alguno una crisis del euro, el frío verano inglés parece desmentirla: aquí, la isla de la libra; la ciudad explota de turistas de vacaciones y tránsito embotellado. Londres fue y será una ciudad cara y los ingleses recelan el dinero: una comida en un buen restaurante de la ciudad puede costar hasta 700 libras para cinco personas, lo que explica las mesas vacías, aunque Covent Garden o Nothing Hill o Picadilly Circus se parezcan hoy a la peatonal de Villa Gesell en una noche de enero.
El ambiente es festivo, es imposible conseguir un taxi y la ciudad se ha llenado de rickshaws, esos carritos que en algunos países asiáticos son tirados por personas a pie y aquí por ingleses en bicicleta. Un trayecto corto en rickshaw puede costar alrededor de veinticinco libras.
El alcohol contribuye al estado de ánimo general: ya no está vigente la prohibición de venderlo hasta las once de la noche (antes respetada a rajatabla por los pubs) y ahora los teens se abrazan a su botella de cerveza sentados en el cordón de la vereda, con su chica sobre las piernas. Sueños de una noche de verano: arriba, en la diagonal de la escena, la crisis sucede de todos modos.
El gobierno conservador de David Cameron ha aprobado un recorte de 83 mil millones de libras en cuatro años; reducirán en 500 mil puestos de trabajo la plantilla de la administración pública y bajarán en 20 mil millones los gastos en políticas sociales (el recorte sanitario tendrá efectos adicionales en este país donde la salud es gratuita, o lo era).
El lápiz rojo llegó también al ejército, que perderá 42 mil efectivos por las medidas de ajuste puestas en marcha. En el resto del continente, cruzando el Canal de la Mancha, la situación de los pigs es todavía peor.
Fin de fiesta. “Se acabó, de momento, el tiempo de la propaganda, las medidas irrealizables y los discursos irresponsables trufados de insultos y chistes”, advierte la prensa italiana. El nuevo plan de “liberalización de todos los sectores económicos” llegó vía Bruselas y fue avalado por el superministro de Economía, Giulio Tremonti: “Se hará cuando pase la crisis y podamos vender los activos a precios razonables”, dijo.
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