"Negar la violencia, por incómoda que sea, es cerrar los ojos al pasado", sentencia el periodista, historiador y escritor Marcelo Larraquy quien, guiado por esta premisa, decidió estudiar a fondo el vínculo indeleble que existe entre la violencia y la política en Argentina. Marcados a fuego. La violencia en la historia argentina (Ed. Aguilar ) es el primer tomo de una trilogía en la que el autor de Lopez Rega y la Triple A y Fuimos Soldados observa cómo la violencia formó parte esencial de la acción política local.
Desde la Revolución del Parque en la que el radicalismo se levantó contra el régimen conservador hasta la primera presidencia de Perón en 1945, Larraquy desentraña el costado más crudo y feroz del nacimiento democrático. "En 1890 el radicalismo era mucho más revolucionario e inicia un proceso de desobediencia e insurrección: organiza la única batalla en la historia argentina en el centro de Buenos Aires", recuerda. "El combate de cuatro días que dejo 1500 muertos", relata y define a la primigenia UCR como "una llamarada constante contra el régimen" que apelaba a las armas y las bombas en busca de una representación transparente y la opción del voto universal.
Durante la charla con Perfil.com a metros del cementerio de la Recoleta, donde descansan los restos de los caídos en la Revolución del Parque junto al recientemente extinto Raúl Alfonsín, Larraquy desliza un dato que lo sorprendió: " El radicalismo, en ese entonces cívicos radicales, fue la primera organización política que bombardeo Buenos Aires", afirma y agrega enseguida que "suponía que el primer bombardeo había sido el de 1955 de la Marina a Perón".
-¿Por qué la violencia está presente en el inicio de la democracia y es adoptada por radicales, anarquistas y hasta dentro del peronismo?
-Creo que cuando las instituciones no logran contener a distintos sectores evidentemente rebalsa, y esto hace que la violencia sea una formula o herramienta que se haya aplicado por distintos factores. Para el anarquismo el problema era social, 14 horas de trabajo sin regulación, inmigrantes que vivían en conventillos sin higiene; el radicalismo la aplicaba por una imposibilidad de votar. A partir de 1920 el actor militar comienza entender que es la fuerza que tiene que dirigir los destinos de la Nación y, en 1930, toma el poder con Uriburu e instala el primer centro clandestino de Argentina donde torturan anarquistas, radicales y militares. Por último, Perón reprime con la policía.
-¿Qué fue lo que más le llamó la atención al investigar la violencia?
-Que la violencia que tantas veces nosotros negamos o descalificamos o no comprendemos, en ese momento tiene una lógica inapelable, es decir que todo aquel que aplica la violencia siente que le están vedando un derecho, más allá de la irracionalidad o no de esa violencia. ellos lo entiendan como una misión y no como un acto de irracionalidad
-¿Puede volver la violencia a ser la herramienta predilecta en la política?
-Creo que el horro de la dictadura fue tan grande que la sociedad civil comprendió que nunca más debía pedirle a los militares que tomaran el poder; permitió una comprensión de que los militares no son una solución para resolver los conflictos políticos y sociales. Si bien después hubo algunos sucesos de militares y guerrilla ya parecían fuera de época. Lo que muto es que existieron crímenes mafiosos con connotaciones políticas.
El escritor es cauto, cree que la crispación actual de ninguna forma puede devenir en violencia política debido al trauma que dejó la última dictadura militar, cuyas heridas aún siguen abiertas. "Hay una idea de que la violencia es una resolución de conflictos muy dolorosa que lleva muchos años en curarse y transformarse", apunta y sentencia que su misión y la de otros historiadores es "mostrar todos aquellos periodos aciagos del pasado argentino porque negar la violencia, por incómodo que sea, es cerrar los ojos al pasado".
(*) Redactor de Perfil.com