La pelea entre la CGT y el Gobierno recién empieza. Tras la marcha a Plaza de Mayo, coordinada por el moyanismo, el presidente Mauricio Macri envió algunas señales claras de que quiere librar una batalla contra el núcleo del poder sindical.
La incógnita es si Macri "irá por todo" como pronostican algunos o si corregirá algunas cosas y otras no. El objetivo de corto plazo es licuar la posibilidad de una huelga general antes de las elecciones de octubre que, hoy, parece perder fuerza.
La disputa de poder interna en la central obrera debilita la posición de los sindicatos de cara al gobierno nacional. Las versiones en la Casa Rosada varían: hay quienes sostienen que el Presidente irá a fondo en el combate contra los sindicatos, modificará los convenios colectivos y recortará los recursos económicos de los gremialistas. Pero otros aseguran que la pelea es discursiva y que tiene como objetivo generar un impacto en la campaña electoral.