La expectativa sobre la información que Alfonso Severo iba a aportar el jueves en el juicio oral por el crimen de Mariano Ferreyra se centra en el manejo de las patotas del sindicato de José Pedraza y de las empresas ferroviarias que habrían actuado en complicidad y, en especial, en las “cuevas” donde la fuerza de choque de la Unión Ferroviaria habría guardado armas, antes y después del crimen.
La información dada por el testigo durante la instrucción de la causa fue escueta pero disparó una serie de allanamientos en distintas dependencias del ferrocarril, casas particulares y locales ligados al gremio, todas aledañas al lugar donde fue asesinado el militante del Partido Obrero (PO), cerca de la estación Hipólito Yrigoyen del Ferrocarril Roca.
Eran lugares equivocados o los allanamientos se hicieron demasiado tarde: no se halló ningún arma. También se sospecha que los sindicalistas fueron alertados por la policía.El jueves, las querellas esperaban poder obtener más información sobre las “cuevas” de la patota.
Los datos. Según consta en la causa, Severo declaró el 21 de octubre de 2010 ante la entonces fiscal Graciela Caamaño, hoy subsecretaria de Cooperación del Ministerio de Seguridad. Realizó un croquis y señaló varios lugares como centros de reuniones y de almacenamiento de armas de fuego, como Hornos 11, Hornos 97, el sector de Encomiendas y la Plataforma 14 de la estación Constitución. “Al fondo de Hornos se encuentra la chata automovilera en la que viviría un tal ‘muñeco’ con su familia. Y en donde se esconderían actualmente armas, según le fuera dicho por empleados de Ferrobaires en servicio –no se publican sus nombres-, y quienes participaron en marchas anteriores de Ferrobaires”, consta en el expediente.
En una segunda declaración testimonial, el 22 de octubre de 2010, Severo señaló que la Unión Ferroviaria también guardaría armas en el Museo Ferroviario Bonaerense, ubicado en Güemes al 600, Avellaneda, y dijo: “Aparentemente estarían las armas utilizadas por la gente de Ferrobaires, porque se las prestan entre Carruega, Saldaña y Hess”, acusados de ser miembros de la patota.