POLITICA

Las dudas de CFK avivan las diferencias en el Gabinete

Los ministros se quejan por la falta de una línea clara del rumbo económico. Cristina mantendrá el bajo perfil. Kicillof vs. Echegaray.

Bambalinas. La Presidenta regresó esta semana a la Casa Rosada.
| Cedoc Perfil / Telam

En un gobierno que hizo del hermetismo una tradición, donde la única palabra autorizada era la de la presidenta Cristina Kirchner, las contradicciones públicas entre los ministros dejaron perplejo al mundo político. Y desnudaron los problemas que enfrenta la jefa de Estado para fijar el rumbo económico, ya que los cortocircuitos, según reconstruyó PERFIL de diferentes fuentes del Gobierno, fueron generados por las marchas y contramarchas avaladas por la Presidenta.

Las idas y vueltas desgastaron la figura del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, uno de los más perjudicados. El funcionario dio ayer un brusco golpe de timón en su estilo de comunicación para reducir daños (ver aparte).

Un breve repaso: se adelantaron cortes de luz programados que fueron descartados en el mismo día. Se anticipó un aumento del impuesto a los bienes personales que días después fue rechazado. Se dijo que se iban a importar tomates desde Brasil y pocas horas después esa idea se rechazó. Además de Capitanich, los protagonistas fueron el ministro de Economía, Axel Kiciloff; el ministro de Planificación, Julio de Vido; y el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray.

“El problema es que la Presidenta no tiene claro qué hacer con el rumbo económico. Cada ministro tiene su libreto, pero ella no está convencida. Y en esa falta de conducción cada uno se manda con sus propias ideas”, confesó un funcionario del Gobierno, con despacho en la Casa Rosada. El ejemplo más cristalino de la carencia de rumbo económico fue el anuncio de Echegaray sobre el aumento del impuesto a los bienes personales. Lo hizo hace una semana. El lunes, el jefe de Gabinete, Capitanich, lo negó. Se reunió luego con el mandamás de la AFIP, que dijo que tenía el aval de la Presidenta, entonces Capitanich anunció que se iba a enviar un proyecto al Congreso para evaluar la idea. En el ínterin, Kicillof se reunió con Cristina Kirchner y la convenció de que una modificación en Bienes Personales sería un golpe letal a la clase media y que no era conveniente. Todo fue marcha atrás. Pero la realidad indica que Echegaray no se “cortó solo” para hacer el anuncio, tenía el aval de la Presidenta, que en ese momento lo creyó prudente. Una fuente del Congreso explicó a PERFIL que desde diciembre sabían que la iniciativa sería tratada en la Cámara de Diputados en sesiones extraordinarias. ¿Qué pasó en el medio? Cristina hizo y deshizo. Los cambios en el gabinete no sirvieron para apaciguar internas entre los que pretenden manejar la economía del país. La salida de Guillermo Moreno no fue suficiente para armonizar un equipo económico. Ni siquiera el hecho de que Capitanich y Kicillof tienen una buena relación preparó el terreno para una economía más ordenada. Las cosas están como en los viejos tiempos. Mientras Echegaray se preocupa por recaudar más, Kicillof pretende calentar la economía interna y no perjudicar a la clase media. Capitanich está en una posición moderada: es de los que piensan que hay que arreglar con los organismos de crédito internacionales para que lleguen inversiones al país. Hacen falta dólares, que se fugan del Central como los presos de las cárceles.

Hay un problema adicional. Cristina Kirchner estuvo ausente de la escena pública desde el 10 de diciembre hasta ahora. Desde entonces no habla en público. Después de estar semanas en El Calafate junto a su familia retomó sus actividades en la Quinta de Olivos y en la Casa Rosada, reuniéndose con ministros y secretarios.
Un ministro, en diálogo con PERFIL, dijo que a Cristina le acercan distintas propuestas, y que ella las consiente primero, pero si la convencen de lo contrario, da marcha atrás. “Eso fue lo que pasó con Echegaray. El le dijo a Capitanich que lo tenía consensuado con la jefa. Y después Kicillof convenció a Cristina de que no era prudente hacerlo”, explicó. Sin embargo, consideró que no hay una falta de armonía en el gabinete. “Lo que hay es una hiperactividad de Capitanich, que está bien, es necesaria, porque nosotros necesitamos un candidato aunque sea para negociar en 2015”, agregó. El problema es que el potencial que adquirió el jefe de Gabinete en el comienzo de su gestión se fue diluyendo con las contradicciones. Dos consultores que trabajan para el Gobierno midieron un derrumbe preocupante de la imagen de Coqui. Si las cosas siguen así, a 2015 llegará apenas cumpliendo su función y sin posibilidades de plantarse como candidato