El Calafate es un lugar paradisíaco. Entre Los Alamos y Los Sauces, se gestaron hace casi diez años las ganas de Néstor Kirchner de llegar a la Presidencia. Ahora, la villa turística se ha convertido en la sede oficial de la toma de decisiones, destino obligado cuando la familia poresidencial puede "armar" varios días para escapar de la rutina .
En estas minivacaciones K, que se extendieron desde el miércoles 30, Néstor Kirchner se recluyó en Los Sauces, la residencia presidencial, y no salió ni siquiera para cenar. La Presidenta sólo se mostró apenas pisó suelo calafatense y en el Hotel Posada de Los Alamos se la vio escoltada por su cuñada, la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner.
El jueves, desde Río Gallegos, llegó a la posada K Máximo. El hijo mayor de los Kirchner se unió al descanso presidencial y ayer bien temprano salió a hacer footing por los alrededores de la residencia de sus padres y la avenida principal. Como le gustaba hacer a su papá, rodeó la Laguna Nimez acompañado de Daniel Alvarez, el secretario presidencial asignado a Néstor K, y por parte de la custodia que lo siguió a pie por todo el trayecto llevando una botellita de agua mineral.