Mientras que la Policía Metropolitana informaba que había unas 220 mil personas en la Plaza de Mayo y, en paralelo, los medios de información más vinculados al Gobierno hablaban de “menos gente que en el 8N”, una usuaria de twitter, @marianoel, proponía lo siguiente: “Manden a Fariña a pesar cuánta gente hay en la marcha”. La broma puede ser la puerta a una interpretación: tanto en la virtualidad de las redes como en la realidad de las plazas de todo el país lo que pudo observarse es una protesta más expandida en volumen –nuevas ciudades, más barrio– y más concreta en sus demandas.
Según el Interbarómetro, de la Fundación CIGOB, “mientras que en la protesta vinculada al 8N las demandas tuvieron una fuerte dispersión, en el caso del 18A los reclamos se concentraron en cuatro ejes: justicia, inseguridad, inflación y corrupción”. El reclamo alrededor de la Justicia alcanzó su pico cuando el Senado daba media sanción a la reforma judicial. Precisamente, las Justicia ocupó más del 40% de los reclamos de quienes se manifestaron en las redes previamente al 18 de abril. El nuevo escenario habla de una protesta más sistematizada en sus demandas.
Corrupción. El segundo reclamo también tiene que ver con los “kilos” de gente (en analogía con los “kilos de guita” a los que se referió Leonardo Fariña). En esta oportunidad, un 24% de los reclamos estuvieron vinculados a los temas de corrupción, una demanda que comienza a trascender el tejido de la clase media. En tercer y cuarto puesto, con igual cantidad de incidencia (cerca del 15%) se encuentran la seguridad y la inflación. La variación respecto de la manifestación de cinco meses atrás es muy grande. Previo al 8N los tweets y posteos en Internet sobre la Justicia no superaban el 4%. Nuevamente, un escenario dinámico y una nueva agenda. De hecho, la manifestación fue mucho más masiva en lugares en los que la demanda concreta está relacionada con situaciones a los que los políticos no dieron respuestas. En este sentido, el caso de La Plata por inundación, donde las 3 mil personas que reunieron en la plaza Moreno, frente a la municipalidad, constituyó una de las novedades a tener en cuenta de la última movilización. Otro escenario significativo fue la provincia de Santa Fe. Allí, también unas 3 mil personas se reunieron reclamando mayor seguridad. Demandas concretas, frente al rosario un tanto más abstracto y variado que ofreció el 8N.
Unidad. Ante la fortaleza del reclamo, tanto el Gobierno como la oposición exhibieron un rasgo común: cierta perplejidad ante el fenómeno. La oposición habla de unidad pero no sabe cómo conseguirla, mientras que desde el oficialismo se insiste en que esta vez la Plaza de Mayo estaba ocupada solamente en un 70%, lo que, calculando que entran unas dos o tres personas por m2 en una marcha no muy abarrotada, nos hablaría de unas cincuenta mil personas reunidas en la ciudad. El diputado kirchnerista Fernando “Chino” Navarro admitió que “existe gente con bronca con el Gobierno nacional”.
Multitud. Sin embargo, existen medios “científicos” para la determinación de cuánta gente fue a la marcha. En el programa de Jorge Lanata en radio Mitre, la especialista Sandra Crucianelli afirmó que “el cálculo me da que en la Ciudad de Buenos Aires manifestaron 720 mil personas. Con unas 235 mil en el área del Obelisco y alrededores”. La especialista aplica un sistema de investigación que incluye desde los videos en Youtube, fotos aéreas, un análisis de la concentración en las distintas áreas. Así llegó a la conclusión de que la protesta de noviembre tuvo “un 10% más de personas” en la Ciudad de Buenos pero que, al tomar todo el país, la cifra de manifestantes ascendía a “un millón de personas”.