Cuando Sofía Baccigalupo, abogada de 27 años, estaba preparando su casamiento, eligió viajar con su mamá para comprar juntas el vestido de novia: “Quería compartir ese momento con ella más que con cualquier otra amiga”, recuerda. “También cuando me fui a vivir sola y estaba separando mi ropa, mamá se fijaba con qué podía quedarse, y ya no sabíamos qué era de quién”, agrega entre risas. A su lado, su mamá, Soledad Pasman (48), también ríe y comenta que “antes ella me usaba la ropa a mí y ahora yo se la saco a ella”. El parecido físico es lo primero que llama la atención, pero ellas remarcan otras cosas en común: “Tenemos el mismo carácter, somos muy compañeras y confidentes. ¡Siempre digo que discutir con Sofi es como hacerlo con mi espejo!”, dice Soledad.
Una mirada, un gesto y una palabra denotan complicidad entre ellas y demuestra que comparten mucho más que el género. “Sos igual a tu mamá”, es un cliché que hoy supera el parecido físico y se extiende a lo personal y profesional.
Su caso es el perfecto ejemplo de lo que psicólogos y especialistas en consumo denominan como "twin moms", madres "mellizas" de sus hijas, con un vínculo mucho más cercano que les permite compartir desde carreras hasta códigos culturales y formas de vestir. Es un fenómeno que también hizo aparecer nuevos segmentos con demandas propias.
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