Al menos seis de los casos de narcotráfico y sicariato más resonantes de los últimos seis años conducen a un mismo edificio, en Puerto Madero. Durante años, entre 2007 y 2011, una oficina del cuarto piso de Alicia Moreau de Justo 1148 recibió y emitió llamados a los protagonistas de casos de tráfico de cocaína y efedrina. A esta conclusión arribaron tres fiscales y un juzgado, de cuatro causas distintas.
La oficina en cuestión está donde funcionaba la empresa Madero Office Center SRL. Allí llamaba y de allí recibía llamados Gustavo Juliá, condenado en España a 13 años de prisión por el tráfico de mil kilos de cocaína. También hay cruces telefónicos con Alberto Salvador “Negro” López, condenado este año por tráfico de efedrina. López, a su vez, tiene una empresa a su nombre en ese mismo piso. Este empresario conecta directamente con la causa que investiga el Juzgado Federal Nº 1, a cargo de María Servini de Cubría, sobre la importación de más de 40 mil kilos de efedrina que el Gobierno dejó entrar al país y desviar al mercado negro.
Los teléfonos que habría utilizado López tienen numerosas comunicaciones con esta oficina, según confirmaron a PERFIL dos fuentes judiciales. López está condenado junto a sus socios Augusto Abraham y Guillermo Manfredi por importar alrededor de 20 mil kilos de efedrina. Abraham y Manfredi tienen a su vez llamadas con la Casa Rosada en los días previos a grandes envíos de efedrina.
En Madero Office Center también hay comunicaciones con los imputados por el crimen de dos colombianos en Unicenter, con los sospechosos del crimen de otro colombiano en San Fernando, y con Martín Lanatta, condenado por el triple crimen de General Rodríguez.
El primer caso que llevó a Madero Office Center fue el de los colombianos abatidos en Unicenter, en julio de 2008. A principios de 2009 se repitió el mismo modus operandi en el asesinato de otro colombiano, Juan Sebastián Galvis Ramírez, esta vez en San Fernando. Ambas causas se unificaron.
Para el fiscal Angelini, a cargo de ese expediente, la vinculación entre Madero Office Center y el crimen de los colombianos “excede cualquier casualidad”. Los registros telefónicos fueron una pieza clave para llegar a esa conclusión. Quien utilizaba ese teléfono “está íntimamente involucrado” con los crímenes, escribió el fiscal cuando pidió allanar.
La firma Madero Office Center tenía como gerente a un ciudadano de Bolivia: Marcelo Leonardo Elías Mark. En España, la Justicia confirmó al fiscal Angelini que uno de los teléfonos que se comunicaron múltiples veces con Madero Office Center SRL es el de Gustavo Juliá. Los contactos fueron entre febrero de 2008 y horas antes del crimen de los colombianos en Unicenter, en julio de 2008. Otro número que mantiene contactos telefónicos con Madero Office Center SRL es el de Martín Lanatta, condenado por el crimen de Sebastián Forza y de sus socios en el negocio de la efedrina, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
“A Madero Office Center SRL y a Juliá los ata, evidentemente, el cabo del narcotráfico internacional de más alto nivel”, determinó el fiscal Angelini. Detrás, las sospechas del fiscal conducían al narco colombiano conocido como Mi Sangre. Por entonces, nadie sabía que Henry López de Jesús Londoño, alias Mi Sangre, estaba en el país.