Funcionarios nacionales salieron en busca del apoyo de los dirigentes que nutrieron en los últimos años las protestas contra el Gobierno. Quieren evitar que militen el voto en blanco, que no se computará a favor de ningún candidato, pero en las PASO llegó a 664 mil votos y superó la diferencia que hubo entre Daniel Scioli y Mauricio Macri (400 mil).
El ministro de Justicia, Julio Alak, se comunicó con el diputado del Frente Popular Víctor De Gennaro para pedirle que llame a votar contra Macri. Por su parte, el secretario de Seguridad Sergio Berni hizo lo propio con el dirigente ferroviario Rubén Sobrero. Es éste tal vez el ejemplo más sorprendente, porque los delegados del Sarmiento fueron víctimas de represión ordenada por el propio Berni. Pablo Micheli, titular de la CTA Autónoma, también recibió múltiples llamadas y fue abordado en TV por el ministro de Trabajo, Carlos Tomada. Signo de las necesidades apremiantes, el Gobierno que favoreció el quiebre de la agrupación gremial, hoy la busca como aliada.
Entre el voto en blanco y el no pronunciamiento. El Frente de Izquierda eligió el voto en blanco como una posición que denuncia la similitud de los dos candidatos y busca evitar que el ganador asuma con un fuerte mandato. Además del FIT, otras agrupaciones como el Nuevo MAS, el MST y Autodeterminación y Libertad (AyL) también impulsan el voto en blanco.
El Partido Socialista se pronunció contra los dos candidatos, mientras que Pino Solanas realizó un artículo donde detalló la distancia que existe entre sus posiciones sociales y ambientales de los dos candidatos.
En la CTA Autónoma se definió que no actuarán en favor de ninguno de los candidatos. Algo similar ocurrió en el Frente Popular de Víctor De Gennaro, donde el Partido Comunista Revolucionario pedía llamar a votar en blanco y el diputado Claudio Lozano pugnaba por un pronunciamiento contra Macri, posición que finalmente presentó en una carta, a título individual.