Para sorpresa de muchos, volvió a ocupar un cargo público, cuando había jurado no volver a acercarse a la política. Darío Lopérfido (45), ex secretario de Cultura del gobierno de De la Rúa, miembro del grupo “Sushi” junto a Antonito, autoexiliado en España y repatriado en virtud de su amor por Esmeralda Mitre; es el director del mayor festival que realiza el Gobierno de la Ciudad, el FIBA (Festival Internacional Buenos Aires).
Las entradas de las principales obras teatrales ya están agotadas. El evento no solo reúne, durante alrededor de dos semanas, a algunos de los espectáculos más importantes del mundo (un “Hamlet” del alemán Thomas Ostermeier y una versión de Peter Brook de “La flauta mágica” de Mozart) sino también varios estrenos nacionales, especialmente, de compañías del interior. Del Festival, de su nuevo puesto y de un posible regreso a la política Lopérfido habla en este entrevista con NOTICIAS.
NOTICIAS: Estuvo a cargo del primer FIBA, en 1997, y ahora vuelve a la dirigirlo, ¿qué similitudes hay entre las dos ediciones?
Darío Lopérfido: Es otro país y otro mundo pero creo que conceptualmente hay algo que los unifica. Recuerdo que aquel fue muy masivo y este ya vendió 14.000 entradas en dos días. Hay muchos espectáculos que incorporan un elemento teórico reflexivo respecto de la sociedad, la política y el mismo teatro. Muchos tienen esa mirada de reflexión pero son espectáculos muy de punta, en términos de valores estéticos, en Europa y en eso se diferencian de lo que el publico porteño está acostumbrado a ver.
NOTICIAS: Hay quienes dicen que se gastó demasiado en espectáculos internacionales y quedó poco presupuesto para los nacionales.
Lopérfido: No, lo desmiento radicalmente. Hay más espectáculos nacionales que en toda la historia del festival. En total hay 28 espectáculos argentinos. Con el Instituto Nacional de Teatro hicimos un concurso que financio 6 proyectos que se estrenan en el festival, presentamos el ciclo de “Retrospectiva” de Claudio Tolcachir y el “Proyecto Clásico” del Centro Cultural Rojas. Pero es un festival internacional y si yo no traigo a Peter Brook o a Ostermeier, la gente se va a enojar conmigo. Este festival lo pagan los ciudadanos. Y los ciudadanos quieren ver eso, porque los espectáculos nacionales los ven durante todo el año. Ese es un reclamo de los que no entraron. Lo que me parece injusto es que quieran politizar una demanda personal.
NOTICIAS: Hace un tiempo Esmeralda Mitre dijo que usted tenía que volver a la Argentina para reivindicarse. ¿Cree que esta es una oportunidad para hacerlo?
Lopérfido: No. Es una consideración amorosa de “Esme”. No estoy para reivindicarme. Trato de amoldar mi vida a ciertas reglas de la filosofía budista. Leo mucho al Dalai Lama y hay tres cosas que son un aprendizaje permanente: trato de ser desapasionado, desapegado y no tener ira. Es un trabajo para ser mejor persona. No mejor figura pública. Siempre tuve la tranquilidad de espíritu de que hice las cosas lo mejor que pude. Tendría que salvar mi imagen si tuviera una denuncia por enriquecimiento ilícito pero no es el caso.
NOTICIAS: Hace un tiempo dijo que no quería más cargos políticos, ¿por qué acepto éste?
Lopérfido: Porque es artístico. Soy como el curador. No es un cargo público, no tengo una responsabilidad presupuestaria. Muchos decían que esto era el trampolín para volver a entrar en la política y no. Ni muerto.
NOTICIAS: ¿Ni siquiera en el PRO?
Lopérfido: No. Nunca fui a un acto del PRO. Tengo mucho respeto por Lombardi. Creo que está haciendo las cosas muy bien y Mauricio me cae bárbaro, pero no voy a hacer otra cosa.
NOTICIAS: ¿Y si le ofrecen otro cargo?
Lopérfido: No. Muchas veces la gente me dice que tengo un problema con la política y la verdad, no. Tengo un problema conmigo en la política. No me intereso yo en la política.
NOTICIAS: ¿Alguna vez intentaron acercarlo al kirchnerismo?
Lopérfido: Sí, porque tengo muchos amigos ahí también. Amigos de toda la vida, que estaban en el gobierno de la Alianza pero que ahora no lo dicen mucho. En ese sentido, la gente del PRO me parece más cool que los K. Del otro lado hay hordas de fanáticos. Y yo identifico al fanático, básicamente, con una persona poco inteligente. No soy K, pero nunca le faltaré el respeto a la Presidenta. Cuando me pidieron que apoyara el matrimonio igualitario lo hice y salí con Esmeralda en un spot. Cuando hay algo que no me gusta, como los ataques a la prensa, lo digo también. La libertad intelectual es lo mejor. La vida no es monocolor ni de un solo carril ideológico. El nivel de debate político en la Argentina me parece de subsuelo. Y no quiero bajar ahí.
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