Mauricio Macri está decidido a ir hasta el final con su estrategia, a cualquier costo: culpar al Gobierno nacional de todos los males que sacuden a la flamante Policía Metropolitana. Por eso sigue insistiendo en que el ya célebre agente Ciro James, cuyos actos de espionaje hoy salpican al jefe de Gobierno porteño, es un “infiltrado” que la Casa Rosada logró colar en el PRO.
Pero las evidencias, cada vez más demoledoras, parecen desmentirlo. James, un ex oficial de Inteligencia de la Policía Federal que fue contratado por el Ministerio de Educación macrista y sorprendido al pinchar los teléfonos del dirigente judío Sergio Burstein y del empresario Carlos Ávila, llegó a las filas del PRO junto a su protector Jorge “El Fino” Palacios, el principal hombre de consulta de Macri en temas de seguridad. El propio Palacios reconoció que sabía de los antecedentes del espía en la Federal y que fue él quien lo acercó a la Policía Metropolitana.
Lea más en la Edición Impresa de la revista Noticias.