Desde Gualeguaychú
En la noche del miércoles, cuando los asambleístas de Gualeguaychú se reunieron en la plaza Urquiza, frente a la municipalidad, para evaluar las distintas acciones de protesta, se aprobó el regreso de la comisión de “acciones secretas”, que se encargará, como lo hizo durante los años del conflicto, de llevar adelante las protestas sorpresivas.
Esta comisión fue la que en el pasado diseñó y organizó distintas protestas como la de viajar en secreto a Buenos Aires y encadenarse frente al ingreso de la terminal de Buquebus, en Puerto Madero y en pleno verano, o manifestar frente a la embajada de Finlandia, sobre la avenida general Las Heras y cortando el tráfico porteño.
Sin embargo, también el miércoles quedó demostrado que la Asamblea ambientalista, al menos por ahora, perdió fuerza y reflejos. Y es sólo por eso que no se aprobó la idea de cortar nuevamanete la ruta, a la altura de Arroyo Verde.
Hoy, algunas cosas han cambiado a partir de que los habitantes de Fray Bentos, la ciudad vecina en el otro margen del Río Uruguay, comprobaron que la ex Botnia trajo movimiento económico en la construcción de la planta, pero no así durante su funcionamiento: la localidad sigue con los índices más elevados de desocupación en el Uruguay. Se asegura que en la planta sólo trabajan cincuenta fraybentinos.
Además, en Fray Bentos comenzaron a escucharse algunas voces que hablan de los efectos de la contaminación y de otras cuestiones.
Días pasados, el edil del Frente Amplio de Río Negro, Edison Krasovsky, dijo en radio Máxima de Gualeguaychú que a la empresa finlandesa “le importa un carajo” la relación entre Argentina y Uruguay.
Krasovsky dijo que los empresarios “se ríen de nosotros. Esta empresa factura por año mil millones de dólares y paga un canon de 40 millones. Y la Fundación UPM tapa el ojo mientras se llevan las riquezas del país”. En la misma línea, una vez conocida la decisión de José Mujica, dijo que el presidente actuó “bajo presión”.
En ese contexto, algunos asambleístas de Gualeguaychú comenzaron a pensar en unir sus voces con los vecinos que sufren las mismas consecuencias que ellos.
De la mano del combustible más barato, paseos turísticos y algunas compras de ropa y comestibles, los fraybentinos volvieron a Gualeguaychú, y las calles de la ciudad se acostumbraron a ver las patentes uruguayas.
“Cargan nafta, consumen alimentos, compran ropa, zapatos… todo les sirve. Y al comercio de Gualeguaychú también, en tiempos de bajas ventas”, dijo un comerciante el describir la situación cotidiana que transcurre por fuera del conflicto político.
Llegar mediante el diálogo y la información a los fraybentinos es un plan que algunos asambleístas analizan como una alternativa para minar por abajo a la hasta ahora indestructible Botnia-UPM.
En cuanto a la base militar-naval que el gobierno uruguayo proyecta construir en Fray Bentos, y al costado del puente Internacional, es motivo de creciente malestar e irritación en Gualeguaychú, aunque aún se ignora si fue un globo de ensayo o un proyecto inoportuno