Hace unos años, la Argentina parecía haber alcanzado el cenit del absurdo cuando se produjo ni más ni menos que el robo de un puente y no se encontraron culpables. Haber logrado semejante registro parecía extraído de una novela de ficción. Sin embargo, con el correr de los años, ese episodio no sólo fue superado sino que además parece hoy un juego de niños.
Por estos días, el país sigue superando todo lo imaginable. Parece una anécdota que un grupo de personas cope una comisaría y todos sean absueltos. Que un juez federal se muestre sorprendido por la cantidad de cocaína que circula en el país, después de haber encontrado más de cuatro toneladas de narcóticos, es apenas el prólogo.
Que un niño sea baleado en el patio de comidas de un centro comercial en medio de una guerra de pandillas y que una toma de rehenes durante un asalto a un banco sea transmitida por televisión, enciende las alarmas. Pero que delincuentes le roben armas a la policía y se den a la fuga, que la caja fuerte de una comisaría sea asaltada y no se hallen culpables y que delincuentes se fuguen de una comisaría custodiada por un muñeco, es el paroxismo.
Tal vez sería un buen guión cinematográfico, pero lamentablemente es la realidad que nos circunda. A esta altura, se podrá preguntar que relación tienen estos hechos con la economía. A simple vista poco o nada. Pero en profundidad mucho.
A poco que se avance, estos episodios revelan un profunda fractura de las instituciones básicas de una sociedad organizada. Al mismo tiempo, muestra un aumento de la marginalidad social y de la actividad criminal.
Aquí cabría reflexionar sobre las causas de estos fenómenos y si éstos son emergentes de un modelo económico que se autotitula distribucionista pero que favorece a unos pocos, en perjuicio de muchos. Que el crimen campea libremente en el país con total impunidad, asolando poblaciones, es un dato de la realidad. ¿Cómo explicar que este incremento del delito se produce simultáneamente con supuestos niveles de producción topes o con una tasa de crecimiento económico que supera el 5 ó 6 por ciento? Si el modelo funcionara como suele replicar la administración Kirchner, ¿por qué habría de aumentar la pobreza, la marginalidad social y la actividad criminal?
La distribución del ingreso ejecutada por el matrimonio regente sólo beneficia a los sectores medio alto y altos de la pirámide de ingresos. Una muestra de esto son los sectores que lideran la actividad económica. La producción de automóviles encabeza el ranking, apoyada en niveles de protección arancelaria extraordinarios y financiada con recursos previsionales, apunta a satisfacer la demanda de la porción de altos niveles de ingresos. Lo mismo ocurre con la actividad siderometalúrgica productora de insumos para bienes de consumo durables, en ambos casos consumidos por los sectores de mayor poder económico.
En la otra punta, uno de los sectores que muestra una caída en sus niveles de actividad y consumo es el rubro alimentos y bebidas, "curiosamente" el renglón que evidencia los mayores incrementos de precios.
Otro dato del distribucionismo oficial, es la cerril oposición a otorgar un incremento, en los haberes del sector pasivo, alegando no contar con recursos. Mientras, el gobierno destina millones de dólares para financiar los consumos de los sectores de ingresos altos -tarifas, autos y pasajes aéreos, a través de subsidios a la aerolínea estatal-, millones de jubilados están siendo sometidos a vivir en la pobreza.
La otra muestra de un modelo económico ilusorio y desvencijado esta dada por el incremento de los pedidos de subsidios para la asignación universal por hijo, algo que es celebrado por la propaganda oficial. ¿Si el modelo funciona tan bien, por qué aumentan los pedidos de dinero para alimentar a los más pobres? Si el modelo funciona de manera óptima según el discurso oficial, ¿por qué razón no tiene autoabastecimiento energético, los sectores más pobres no consiguen garrafas a precios populares, y tienen que apelar a la tecnología de punta del brasero, para evitar engrosar la lista de decesos por congelamiento que ya supera las dos decenas? Pero todo esto tiene un condimento muy picante que provoca cólicos: la inflación.
De resultas, y al final del camino ensayado por el binomio Kirchner, el modelo está mostrando sus rasgos de exclusión social combinados con una explosión del crimen -organizado y pandillero-, lo que convierte al país en un terreno yermo. ¿Quien puede animarse a invertir en la Argentina bajo estas condiciones? El riesgo país no sólo mide parámetros económicos sino que incluye otras variables. No es casual que se ubique entre los más altos del mundo. Inflación, pobreza, exclusión social y crimen. "Por sus frutos los conoceréis", Mateo 7:20
(*) Agencia DYN