POLITICA
en tiempos de antinepotismo

Los legisladores “dinásticos” tienen un bajo desempeño

Una investigación académica relevó el trabajo de los familiares de figuras políticas que asumieron bancas desde 1983. Presentan menos proyectos que el resto.

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Las “dinastías” políticas también se despliegan en el Congreso de la Nación. Hijos, hermanos, esposas, maridos y primos de diputados y senadores lograron romper la barrera del tiempo y acceder a una banca que no siempre se fundamenta en una carrera política propia.

Según una investigación académica publicada en el 2017 en el Economic Journal, una de las revistas económicas más prestigiosas del mundo, los legisladores “dinásticos” en Argentina tienen un rendimiento inferior: presentan un 26% menos de proyectos que los que no forman parte de esta “elite”. A su vez, la proporción de proyectos de ley aprobados para los iniciativas presentadas es de un 43% inferior al de sus pares. El trabajo cubre las Legislaturas nacionales entre 1983 y 2017.

En tiempos en los que el nepotismo se convirtió en mala palabra, un relevamiento de PERFIL muestra que son varios los apellidos “dinásticos” que sobreviven en ambas cámaras.
Dentro de la familia K, por ejemplo, destaca Máximo Kirchner (FpV-PJ), hijo de la ex presidenta y flamante senadora de Unidad Ciudadana, Cristina Fernández de Kirchner, y también Verónica Mercado, sobrina de la ex presidenta y Alicia Kirchner, y diputada por Tucumán.

Un caso llamativo fue el de Nicolás Massot (PRO), yerno del ex funcionario menemista e intendente de Córdoba Germán Kammerath (se casó con la secretaria de Emilio Monzó, su mentor político) y sobrino de Vicente Massot, accionista del diario La Nueva Provincia. Luego de trabajar en el sector privado, viajó como “mochilero” durante un año por Africa y, a la vuelta, saltó a los 32 años a comandar el bloque amarillo.

Entre los “hijos de” con apellido de tradición política, saltan casos como los de Diego Mestre (UCR), hijo de l ex intendente y gobernador de Córdoba Ramón Mestre, y María Emilia Soria (FpV-PJ), hija del ex diputado y gobernador de Río Negro, Carlos Alberto Soria.

Otros familiares de sangre son Gustavo Saadi (Elijo Catamarca), primo del ex diputado y gobernador Ramón Saadi; Alma “Chani” Sapag (MPN), prima de ex legislador Luis Felipe Sapag y hermana del ex gobernador de Neuquén Jorge Sapag y Claudia Ledesma Abdala de Zamora (Frente Cívico), esposa de Gerardo Zamora, gobernador de Santiago del Estero. En el  Senado, Rodolfo Urtubey (FpV), hermano del gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey, figura como uno de los apellidos más reconocidos, aunque no es el único.

Si bien el decreto 93/2018 que firmó el presidente Mauricio Macri para que los familiares de los funcionarios abandonen sus cargos en el Estado solamente eyectó a 12 parientes, instaló un debate más profundo. No obstante, el Congreso no se pronunció al respecto y esquivó la discusión.

El economista y vicerrector de la Universidad de San Andrés, Martín Rossi, autor del trabajo en cuestión titulado Self-perpetuation of political power: evidence from a natural experiment in Argentina, demuestra que los políticos argentinos que tienen poder por más tiempo tienen más probabilidades de ascender a puestos superiores y de tener la influencia necesaria para hacer “ingresar” a familiares en ambas cámaras. La ecuación es clara: un plus de cinco años en el cargo aumenta un 45% la probabilidad de ubicar un pariente en el Congreso y las chances crecen un 20% en caso de prolongar el tiempo.
¿Por qué el poder político se autoperpetúa? la respuesta suele ser bastante pragmática según el autor: la gente reconoce los apellidos.