POLITICA
DIARIO LIBRE

Los medios y la causa K

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El sistema TDT (Televisión Digital Terrestre) sigue cayéndose en Europa como un castillo de naipes. Con la Argentina a punto de licitar nuevas frecuencias de televisión y radio en esa norma, quizá convenga echar nuevamente un vistazo.

El mapa de las radios fue trazado ayer en La Nación por Pablo Sirvén: junto a Nacional y Del Plata, “se suman a la causa K las radios Belgrano, América, Cooperativa, de las Madres, la AM 750 y el segmento hiperkirchnerizado de la mañana de Radio Continental”. Sirvén informa de la existencia, en el espectro, de 203 emisoras de AM legales que coexisten con 157 sin licencia y 3.942 FM habilitadas junto a 6.369 ilegales. 

“Sólo en Capital las ondas de amplitud modulada no habilitadas suman 126, contra apenas 20 con los papeles en orden”, dice el columnista. En España –tema del que nos ocupamos hace algunas semanas aquí– cerró otro canal de TDT, con menos de un año de antigüedad: La 10, y la única cadena de las pequeñas que parecen en condiciones de sobrevivir es 13 TV, el canal católico. 

 

“Pasamos a la historia por ser el país con más cadenas de televisión abierta –editorializó esta semana Ver Tele, de Madrid– y por ser también el que más cadenas públicas tiene en el aire. Pero este disparatado modelo de TV conduce a una masacre. No hay dinero ni publicidad para tantos canales”.

 

Primero cerró CNN Plus, luego VEO7, antes Aprende Inglés TV y varios canales de los ayuntamientos que, frente a la crisis, se vieron obligados a decidir si seguirían financiando televisión u hospitales. Las productoras se frotaban las manos pensando que tendrían más encargos de contenido, y lo único que han puesto en el aire son refritos. Por paradoja y para abaratar los costos, se ha multiplicado la inserción de los programas extranjeros y muchas de las ondas vacantes ahora son alquiladas a destajo por adivinos, loterías y programas de sorteos.

 

La irrupción de la TDT, que se presumía “democratizadora” frente al avance de los monopolios informativos, no ha hecho más que potenciar las cadenas existentes: los viejos propietarios de televisión analógica (Mediaset, Antena 3, la Sexta y RTVE) siguen repartiéndose el noventa por ciento de los ingresos publicitarios y el share. En la Argentina, el Gobierno sostiene que será distinto. 

(*) Columnista de Libre.