POLITICA
Italia

Los secretos de la mansión que Berlusconi quiere ocultar

Por los faraónicos dominios del dueño del Milan pasaron desde modelos hasta importantes líderes mundiales.

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| Cedoc

“Bienvenidos a la casa de ‘papi’”, podría leerse en algún cartel de Villa Certosa, aquel reducto paradisíaco en las costas de Cerdeña que esconde las historias que el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, hubiera preferido narrar, pero en círculos íntimos. Ayer, el premier, que cosecha polémicas a su paso, respondió a las acusaciones en torno a sus relaciones con jóvenes mujeres en su casa sarda y se confesó víctima de “calumnias” y de un “comportamiento subversivo”. Pero la oposición no tardó en criticarlo: “Es un payaso. Nuestro país no merece este primer ministro de opereta”, azotó el diputado opositor Massimo Donadi. Mañana, cuando sea recibido por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, será un tema que de seguro Berlusconi querrá evitar.

Pese al poder cuasi monopólico que ostenta sobre los medios italianos, Il Cavaliere no pudo evitar que se filtraran a la prensa internacional imágenes sobre la lujosa vida en Villa Certosa. En sus salones, no sólo agasaja a sus más estrechos colaboradores y a bellas modelos sino también a jefes de Estado, como el ruso Vladimir Putin, el estadounidense George W. Bush, el británico Tony Blair, el español José María Aznar o el egipcio Hosny Mubarak.

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Con su mansión de 27 habitaciones, su anfiteatro griego de 400 asientos para shows privados del lírico Mariano Appicella, una cascada artificial, canchas de fútbol y tenis, piscinas y hasta un refugio antinuclear, la villa berlusconiana tiene todos los lujos posibles. Y toda la discreción, al menos hasta hace unas semanas, que sus frondosos jardines con 500 variedades de plantas exóticas y flores tropicales y su ejército de carabinieris, militares y guardias privados pueden garantizar. Villa Certosa es considerada una residencia estatal y, por ende, su seguridad es cuestión de Estado.

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