POLITICA
Diario Perfil

Los secretos de San Luis, la Disneylandia argentina

La provincia tiene autopistas impecables y no tiene déficit habitacional ni pobres a la vista, pero los opositores dicen que los Rodríguez Saa son iguales que los K.

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| Marcelo Aballay

Las calles están limpias, las plazas también. No hay baches en el pavimento y el asfalto de las autopistas es impecable, parecido al de la Interbalnearia de Uruguay. La gente no tiene prisa, pero eso no es nada nuevo en el interior. Lo diferente es que los puntanos del gobierno se comportan como subalternos a cargo, con un sentido de importancia adquirido en alguna liquidación, como los taxistas paquistaníes de Nueva York, entusiasmados por un incierto cambio de estatus.

Deben ser las vacaciones. La mayoría de los funcionarios está de licencia, la administración pública trabaja sólo hasta las 2 de la tarde. Mauricio Muñoz, secretario de Difusión y vocero del gobernador Alberto Rodríguez Saá, acuerda una entrevista con Perfil a las 10 de la mañana; su secretario, un muchacho alegre, con el pelo desmechado y decolorado, los pantalones cuatro talles más grandes y caídos, la camisa por fuera del pantalón y cierto aire de sobrepasado como un personaje de Almodóvar, anuncia a cada rato que en cinco minutos nos atiende.

A la una y media de la tarde recién nos recibe. Muñoz nos pide disculpas, algo imprevisto se presentó. Cree que no habrá problemas para nuestras peticiones. En un par de horas se pondrá en contacto. Pero nada, desaparece en el éter.

Con el ministro de Turismo, Cultura y Deporte, Bartolomé Abdala, sucede lo mismo. Nos espera a las 9.30. A las 2 de la tarde, después de innumerables “ en cinco minutos los atiende”, nos vamos. Con Roberto Tessi, mano derecha de “el Alberto”, y una especie de jefe de Gabinete, sucede otro tanto. Queda en contestar un cuestionario sobre datos precisos y conectarnos con el gobernador, pero la suerte es la misma.

“El gobernador se fue a una reunión en La Carolina” y da a entender que el gobernador no está de buen humor, “en otra oportunidad”. La única conclusión objetiva que se puede extraer es que las mujeres que visitan los despachos oficiales usan demasiado maquillaje para ser tan temprano. Por lo demás, se percibe cierta inquietud por los intereses que persigue este diario. Desconfianza. “Ah, ¿sobre el modelo administrativo de la provincia?”, repiten incrédulos.

Tierra de sueños. San Luis no tiene déficit habitacional, el gobierno construyó cincuenta y seis mil viviendas, una cada siete habitantes, pero el diario La Nación se consigue recién a partir de la una de la tarde, con lo que el ritual del desayuno se convierte en una ceremonia desconectada de contenidos más amplios, provinciana, donde todo se sabe más tarde.

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