Hay quienes dicen que en la Argentina la gestión es aquello que pasa entre elección y elección. Y la gestión de Mauricio Macri vive un momento de inflexión: ya comenzó una cuenta regresiva que va a mostrar, en las elecciones legislativas del año próximo, si acertó o no con las medidas tomadas en materia económica. Porque a pesar de que las encuestas muestran que la imagen del Gobierno se mantiene elevada, hoy tanto los políticos como los encuestadores coinciden en que para ganar la elección va a necesitar que la gente empiece a percibir una mejora en su situación personal. Por eso ya activó una estrategia para blindar el panorama electoral.
El domingo 22 de octubre de 2017 será una fecha clave para el futuro de Cambiemos, que necesita asegurarse un triunfo en la provincia de Buenos Aires y así dar señales de fortaleza. En el Gobierno reconocen que hay empresarios que todavía no arriesgan a bajar sus inversiones hasta no confirmar que el proyecto presidencial de Macri es de largo plazo. Además, el peronismo, hoy dividido y domesticado, puede despertar y alinearse rápidamente si olfatea que sus posibilidades de volver al poder en 2019 se acrecientan.
Por eso el Gobierno decidió empezar a combinar medidas económicas con comunicacionales con el objetivo de llegar fortalecido a la campaña electoral. Desde lo económico, aplazó su intención de reducir el déficit fiscal y ya comenzó a aumentar los recursos necesarios para que los bolsillos de los ciudadanos se perciban un poco más abultados. Eso, sobre todo, por que la recuperación económica que esperaba el Gobierno se está haciendo desear. En el plano comunicacional, la idea es dejar claro que lo peor ya pasó. “Empezamos”, reza el spot que lanzó Macri esta semana (ver página 4). Idea que ya había expresado cuando anunció las cifras de pobreza y pidió que se lo evaluara desde ese punto.
Es que según diversos analistas, las referencias a la “pesada herencia” podrán ser esbozadas durante la campaña, pero tendrán un menor efecto luego de un año y medio de gestión.“Si el Gobierno mejora las evaluaciones económicas, que estimo que va a pasar, va a vivir una situación electoral correcta. Pero no veo ningún escenario donde arrase”, evaluó Luis Costa, de la consultora Quiddity.
Coincide Gustavo Córdoba, de la consultora homónima, que tiene números que muestran que la imagen del Gobierno mejoró (de 46% a 54% en dos meses) “porque la inflación y las tarifas por primera vez le dieron un respiro”.
Mariel Fornoni, de Management&Fit, pone énfasis también en el “timming”. La economía no sólo tiene que mejorar, sino que los beneficios tienen que verse reflejados en los bolsillos de los votantes.
“Que la economía crezca no significa que se genere empleo”, advierte Carlos Fara, quien igual reconoce que ya en agosto (para las primarias) “se va a votar con la economía en su mejor momento".
Tres tercios. Los encuestadores coinciden en que hoy, en la provincia de Buenos Aires, se ve un escenario de tercios: macrismo-kirchnerismo-massismo. De eso se agarra el oficialismo para mostrar su optimismo. “Si con la economía actual estamos así, imaginate el año que viene”, se ilusionó una de las cabezas de Cambiemos.
Para Costa, Cristina Kirchner y compañía mantienen entre un 25% y un 30% de intención de voto. Cambiemos, en tanto, tiene una base de apoyos en torno al 20%. El 50% restante es el que se van a disputar entre el oficialismo y el Frente Renovador de Sergio Massa, que comparten gran parte de su electorado.
En esa lógica, si la economía mejora, Cambiemos pescará más votos en ese estanque. De lo contrario, el beneficio lo tendrá Massa. Para Córdoba, el problema hoy del tigrense es que “el Gobierno trata de polarizar con el kirchnerismo y él no se instala en la discusión cotidiana”.
M&F siempre pregunta a los encuestados si hoy votarían a un candidato oficialista u opositor. El resultado, a nivel nacional, muestra la paridad. El 37,6% dice que acompañaría al Gobierno, mientras el 35,8% lo haría por un partido opositor.
Lo positivo para el Gobierno es que a nivel nacional no hay una sola fuerza, por lo que se puede ver beneficiado en el cálculo de votos en todo el país. Sin embargo, saben que la verdadera batalla estará en la provincia de Buenos Aires. “El Gobierno va a poner la campaña en hombros de Vidal”, sostiene Fornoni, que hoy tiene la imagen positiva por las nubes. ¿Será suficiente?