Es el fin de una era y el comienzo de otra. Después de doce años de dominio casi absoluto, ya sea a través de Néstor o de Cristina Kirchner, el kirchnerismo dejará el poder el 10 de diciembre pasándole la banda y el bastón presidencial a Mauricio Macri, que ayer le ganó a Daniel Scioli el primer ballottage de la historia de la Argentina.
El resultado, finalmente, fue más ajustado al que anticipaban todas las encuestas, que coincidían en marcar que el candidato de Cambiemos se encaminaba a un triunfo pero dejaban la puerta abierta para la diferencia. Con el 98% de los votos escrutados, Macri se coronaba con apenas tres puntos de margen.
Luego de los festejos, para el flamante presidente electo se le avecina un escenario plagado de desafíos, donde la resolución de las diferentes dificultades económicas aparece en el centro de la escena. En apenas 17 días tendrá que definir a los hombres y mujeres que lo acompañarán en su gabinete, tiempo en el que también deberá estar atento a las últimas decisiones que pueda tomar Cristina Kirchner en la retirada del poder. Para empezar a analizar esa transición, la Presidenta recibirá a su sucesor el martes próximo.
La cuestión del dólar y de las reservas del Banco Central serán dos ejes principales con los que deberá lidiar Macri al asumir su cargo.
Desde el punto de vista político, el frente Cambiemos tendrá más desafíos. En el Congreso carece de mayoría en las dos cámaras, por lo que deberá entablar negociaciones ante cada proyecto que decida impulsar. El bloque liderado por Sergio Massa, por un lado, y la liga de gobernadores peronistas, por el otro, serán los dos sectores a los que deberá apuntar en las negociaciones. En el Senado, sobre todo, es donde dependerá de las posturas de los mandatarios provinciales.
En el plano sindical también se le avecina un terreno farragoso. La mayor parte de la dirigencia sindical apostó en la elección a la continuidad del modelo kirchnerista que expresaba Scioli. Sólo Hugo Moyano (sobre el final) y el ruralista Gerardo “Momo” Venegas (desde un principio) se mostraron abiertamente apoyando al todavía jefe de Gobierno porteño.
En un esquema donde el sindicalismo -luego de años de estar dividido- se encamina a una probable unificación, la relación que tendrá con el gobierno de Macri estará atado también al devenir de la economía. Devaluación e inflación son los fantasmas que deberá apaciguar el equipo económico del nuevo gabinete de Cambiemos.
La tercera vía. El triunfo de Macri significa también que por primera vez en la historia del país llega a la Presidencia un candidato que no surge de las filas de los dos partidos que protagonizaron el siglo XX: el peronismo y el radicalismo. El PRO es una fuerza que nació a la par del kirchnerismo, en 2003 (entonces se llamaba Compromiso para el Cambio), y en doce años logró destronarlo de la cima del poder.
Esta situación también se vuelve otro desafío más para quien será el primer ingeniero en conducir los hilos del país. El nuevo mapa del poder muestra que la mayoría de las gobernaciones seguirán estando en poder del Frente para la Victoria. La liga de gobernadores peronistas, en ese esquema, se volverá un actor clave para los nuevos vientos políticos.
Como contrapartida, sin embargo, el macrismo manejará la triple corona: Nación, Provincia y Ciudad de Buenos Aires, las tres cajas de mayor peso específico. Cambiemos también contará como propias las provincias de Mendoza, Jujuy y Corrientes, todas gobernadas por la Unión Cívica Radical. El vínculo con Santa Fe, en manos del Frente Progresista, y Córdoba, liderada por el peronismo no kirchnerista, también se volverá clave.
El peronismo. El fin de la era kirchnerista en el poder indefectiblemente tendrá consecuencias en todo el movimiento peronista. Mientras los sectores más duros buscarán conservar el dominio, ya hay otros grupos que aspiran a generar una renovación también en las filas del Partido Justicialista. Para eso, será clave la interpretación que se haga puertas adentro del espacio político. Es decir, a quien le asignan el rol de “padre de la derrota” si al propio Scioli o a Cristina Kirchner.
Ese devenir será otra clave para la nueva era que se abre ya que marcará con qué tipo de oposición se enfrentará el Macri Presidente. Esa pugna también incluye a Sergio Massa, que al ser el tercero en discordía quedó bien posicionado para intentar la renovación peronista, algo que sin embargo otros también procurarán hacer desde adentro del PJ.
Más allá de todos los desafíos, la conclusión de la histórica jornada es que Macri es el presidente que la mayoría de los argentinos eligieron para que conduzca el país. Y de cómo supere los desafíos dependerá su éxito.