El paro por tiempo indeterminado comenzado ayer por trabajadores de la línea 60 de colectivos en reclamo de una deuda de haberes y la denuncia de "amedrentamientos" a miembros de la nueva comisión gremial interna, se mantendrá durante toda la jornada, aunque dependerá de la reunión prevista para esta mañana en el Ministerio de Trabajo, en la que se intentará destrabar el conflicto que afectó a unos 250.000 pasajeros que utilizan a diario esa empresa de colectivos.
"Si tenemos que ir a Trabajo, iremos, pero no para firmar una nueva acta de compromiso sino a buscar soluciones concretas. Mientras tanto, el paro no se levanta", advirtió el delegado Angel Perticaro, en declaraciones a la agencia DyN.
"No queremos que sea una reunión más de cortesía, sino que el Ministerio y la CNRT hagan cumplir la ley, y que la empresa deje de mandarnos gente para apretarnos, porque si no, el plan de lucha continuará", agregó.
La huelga comenzó ayer al mediodía, pero la medida de fuerza alrededor de las 6, con un quite de colaboración y la posterior declaración del "estado de alerta y asamblea permanente", tras conocerse que el auto del delegado Néstor Marcolín fue incendiado en la puerta de su casa.
"El paro no se levanta hasta tanto no nos den una solución concreta a nuestros reclamos, se reconozca al cuerpo de delegados y termine la agresión de la patota empresarial a los trabajadores", advirtió Marcolín.
La huelga se vio agravada con incidentes entre los choferes que mantienen el paro y un grupo de personas que irrumpió en los talleres con la intención de "romper la medida de fuerza", advirtieron los nuevos delegados.
"Estos no son personal de la empresa ni choferes sino contratados. Vienen con armas, son la patota de DOTA", dijo a la prensa el delegado Silvio Esponda, en medio de forcejeos y empujones. El representante de los trabajadores también aseguró que más temprano "una patota armada atacó a choferes desarmados" en la cabecera de Ingeniero Maschwitz y fuentes policiales precisaron que allí se decomisaron armas de fuegos y cuchillos.
Marcolín definió como "una señal de amedrentamiento" el incendio a su vehículo, cuyas primeras pericias determinaron que "no fue casual sino intencional", y responsabilizó del hecho a "una patota" que vinculó con los propietarios de la empresa de colectivos.
"La empresa no cumplió el pago de las sumas adeudadas y desconoce al cuerpo de delegados, pese a que fuimos votados por amplia mayoría en agosto pasado, pero la situación se agravó cuando una patota nos amenazó de muerte con armas. Estamos esperando que la Justicia actúe", explicó Marcolín.
El paro se enmarcó, además, en un conflicto que los 1.340 trabajadores mantienen desde junio de 2010 con la empresa MONSA y sus nuevos accionistas mayoritarios, el grupo DOTA, por sueldos mal liquidados, atrasos en el pago de salarios y el reconocimiento de los delegados.
El conflicto incluyó bloqueos de tránsito, paro de actividades, huelgas de hambre y marchas de los trabajadores, además de la instalación de una carpa frente al Congreso y múltiples reuniones en la cartera laboral a cargo de Carlos Tomada.
La medida de fuerza y el conflicto interno afectó a unos 250.000 pasajeros que utilizan a diario los servicios de la línea 60, que une con 17 ramales el barrio porteño de Constitución y los partidos bonaerenses de Escobar y Tigre.