María del Rosario América Carballeda de Cerruti tiene 82 años, de los cuales 34 se ha dedicado a recorrer infinitos pasillos de organismos oficiales, enfrentar a funcionarios "mudos", realizar marchas diurnas y nocturnas, implorar en iglesias y consulados extranjeros por ayuda. Todo para saber qué pasó con su hijo desaparecido.
María es una de las primeras madres que fue a la Plaza y tuvo gran protagonismo en el reclamo por los Derechos Humanos entre 1977 y 1986. Luego se abrió y siguió sola. Sin Bonafini y sin las fundadoras. Hoy su testimonio fue clave en la megacausa de la ESMA y otros juicios de lesa humanidad.
Cerruti recibió a Perfil.com en su casa de Vicente López, donde cada día riega más de un centenar de plantas. Así se siente rodeada de oxígeno y vida después de tantos años de recuerdos de desaparecidos y muerte. "Los militares no tienen mucho cerebro", comenta durante la entrevista, aunque tampoco tiene rencor sobre el gobierno de facto que secuestro y "desapareció" a su hijo.
"Hebe vino con un grupo de La Plata que ya se juntaban allá. Un día se enteró que íbamos a la Plaza y vino con Elida Galeti. El grupo de las Madres estaba politizado, sí, pero no era partidario: había peronistas, radicales. No hacíamos diferencia ninguna. Yo no era peronista y me importaba un rabo que estuviera con peronistas. Elida Galetti era comunista y Hebe, cristiana, ¿Y qué?", describe a ese grupo fundacional Cerruti.
Sobre su relación con Hebe: "Era perfecta. Cuando se llevaron a Azucena y al segundo hijo de Bonafini, ella tomó el liderazgo de Azucena. Hebe respondía al phisic rol: ese corpachón ya le daba un handicap. El resto eramos chiquitas, raquíticas. A Hebe, además, nunca se le paraba la lengua, siempre tenía una respuesta lista. Azucena era también así, pero menos confrontativa".
María agrega que "Hebe tenía carácter y lo necesitábamos. Porque para enfrentar a las bestias que enfrentamos, la necesitábamos a ella. Tiene sus errores como todo el mundo. Pero se necesitaba mucho para ese momento. El resto no tenía tantas agallas como ella para ir al frente como iba ella".
Cerruti fue elegida para realizar el primer viaje al exterior de las Madres. Fue a la sede de la OEA en Washington, en Octubre del '78. "Fui con Hebe y Elida Galeti. Nos mandaron 1.000 dólares a cada una para el viaje y hasta dormimos en el piso", relata.
Otro recuerdo que mantiene intacto fue la primera Marcha de la Resistencia, en 1981. "Fuimos solas a Plaza de Mayo, como a las 12 de la noche. Sólo nos acompañó un periodista francés de la agencia France Press. De los periodistas de acá que no hable nadie sobre esa noche, porque les pego en la cabeza", dice sobre el tan debatido rol de la prensa en la dictadura.
"Esa noche se iba el General Viola y hubo mucho movimiento en la Casa de Gobierno. Hubo rumores que iban a reprimirnos. Aguantamos todas la noche, aún con las intimidaciones de la Policía. Ya no nos quedaba comida, pero aguantamos", sigue Cerruti evocando los años en que las Madres se organizaban de forma clandestina y sin el apoyo de la Iglesia, de los partidos políticos, ni de otros organismos de Derechos Humanos.
Esa protesta la realizaron en diciembre de cada año hasta 2003. Con Néstor Kirchner, la Asociación de Madres consideró que "ya no era necesario" marchar en la Plaza de Mayo durante toda una noche.
"Yo voy a votar a un Gobierno cuando me digan qué pasó con mi hijo. Y este todavía no nos dio una respuesta", critica Cerruti. Pese a todo, sus averiguaciones ante organismos civiles y militares jamás se detuvieron.
(*) de la redacción de Perfil.com.