Aníbal Fernández quedó lejos del cristinismo. Pero a su vez elude, al menos por ahora, romper abiertamente con el espacio de la ex presidenta. El costo de ese equilibrio es su actual soledad política. Esa situación se escenificó el viernes en San Nicolás, durante el acto de homenaje al dirigente peronista José María Díaz Bancalari, quien murió en enero pasado. Sin figuras de peso, con un público raleado y el único apoyo de un par de agrupaciones kirchneristas, Fernández pasó el Día de la Militancia en una especie de ostracismo no buscado.
En los próximos días, el ex jefe de Gabinete sumará otro problema judicial, esta vez vinculado al Fifagate. A partir de las declaraciones del ex CEO de Torneos y Competencias ante los fiscales de Nueva York, el fiscal Gerardo Pollicita pedirá la indagatoria de Fernández, el otro ex jefe de Gabinete Juan Manuel Abal Medina, y el ex coordinador del programa Fútbol para Todos, Pablo Paladino, entre otros. Iniciado en 2009, FpT dependía de Jefatura de Gabinete, por entonces bajo gestión de Fernández.
“Se ve que Pollicita trabaja estupendamente bien, porque en 24 horas tenía armado un dictamen de sesenta hojas, que es una paparruchada”, se quejó Aníbal Fernández ayer.
El viernes al anochecer, el intendente de San Nicolás, Manuel Passaglia, fue el principal (y prácticamente único) dirigente que lo acompañó. Paradojalmente, el papá de Manuel, Ismael Passaglia, caudillo veterano de San Nicolás, se sumó al macrismo en abril pasado. Peronista ortodoxo, Ismael Passaglia asumió al frente del Instituto de Vivienda del gobierno de María Eugenia Vidal.
Fernández y Passaglia inauguraron una placa en homenaje al histórico Mono Díaz Bancalari (también ex intendente de San Nicolás), ante los familiares, vecinos y un puñado de militantes. Después rebautizaron la calle de la nueva Costanera Alta, ubicada detrás de un santuario de una Virgen, como José María Díaz Bancalari. El gobernador salteño Juan Manuel Urtubey estaba invitado, pero nunca apareció.
Al final, los presentes cantaron la Marcha Peronista y Fernández se quedó charlando con la tropa módica que se sumó al homenaje. Sentado solo en la primera fila de las silla de plástico, la postal de Fernández era una metáfora cruel de su actualidad política y su soledad.
Jaqueado desde Comodoro Py, señalado internamente como piantavotos y responsable de la derrota electoral de 2015, se resiste al perfil bajo, a la pérdida de protagonismo o a la jubilación anticipada.
“Yo de este palo no me voy, pero tengo cosas por decir y no las pienso callar. Tengo 60 años, estoy muy viejo para pasar por pelotudo”, resumió ayer, entrevistado por FM La Patriada. Explicó así el objetivo de la carta que había difundido días atrás. Un texto cargado de reproches hacia Cristina Kirchner.
A diferencia de Julio De Vido, detenido en Ezeiza y enojadísimo con la ex presidenta, Aníbal Fernández todavía rescata la importancia de Cristina. “Su figura es la única que puede dar la discusión con el Gobierno”, opinó ayer. Pero a su vez critica la estrategia elegida recientemente: en su carta le cuestionó haber hecho “una campaña light y amateur para evitar que se recuerde a la ‘Vieja Cristina’”.
Candidato a gobernador bonaerense en 2015, Fernández también le pasó la factura del abandono a De Vido: “Hoy hay leales que están presos por leales y traidores que no sólo gozan de las mieles de su entrega, sino que cada tanto son convocados por el ‘nuevo espacio’”.