El diputado encabezó esta semana una ronda con empresarios, académicos e inversores en Washington y Nueva York. Apoyó el reclamo oficial por las Malvinas y fue cuestionado por no hacer referencia al tema educativo.
“Estamos acá porque el último 27 de octubre hubo elecciones en Argentina. Los votantes le dieron al oficialismo la paliza más importante desde el regreso de la democracia y dijeron con su voto que había una etapa que se terminaba”. Esa fue la frase que eligió Sergio Massa como carta de presentación en cada uno de los foros y conferencias de los que participó durante los cinco días de gira por Washington y Nueva York.
Académicos, empresarios, inversores y analistas se interesaron en conocer al diputado del Frente Renovador que triunfó en la última elección. Algunos incluso llegaron a pagar US$ 5 mil el cubierto por cenar con él.
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La obsesión por los sondeos no es sólo una costumbre Argentina. En el Inter-American Dialogue, el Atlantic Council, el CSIS, el Council of the Americas y el encuentro en el banco de inversión Morgan Stanley se mencionaron los números del diputado en la disputa presidencial. Hubo quienes le preguntaron sobre su plataforma de cara a 2015 y otros que lo invitaron para que anuncie su postulación en sus foros.
Massa respondió cerca de diez preguntas por presentación y, aunque la mayoría fueron amigables, hubo algunas situaciones que lo incomodaron. La primera fue una crítica por no haberlo escuchado hablar de la educación como uno de los temas centrales de la “Argentina del futuro”. El diputado recogió el guante e introdujo sus propuestas en esa materia en el resto de las charlas. La segunda tuvo que ver con David Michael, presidente de Foreign Press Association, quien le preguntó cómo restablecería la relación con Inglaterra. “Compartimos con el gobierno la posición de soberanía de Las Malvinas. Para tener una relación sincera no puede estar fuera del diálogo esto, porque para nosotros las Malvinas son argentinas”, respondió, y generó un silencio en la sala que se descomprimió con el aplauso de los argentinos presentes.
Ayer, en la charla con inversores en JPMorgan, Massa se enfrentó a una pregunta de incómoda respuesta: “¿Qué haría si la Corte Suprema de Estados Unidos tomara una decisión en contra de la Argentina en el reclamo de los holdouts?”, planteó un inversor. El diputado respondió: “El reclamo de un bonista individual que compró barato no puede estar por sobre el interés general del 93% que confió en Argentina”.
Pero también hubo música para los oídos norteamericanos. Criticó al gobierno venezolano de Nicolás Maduro: “Es un gobierno de origen democrático con prácticas que tienen que ver con gobiernos autoritarios”, sostuvo. Y reconoció: “Argentina no se parece a Venezuela. Yo no siento persecución del Estado en mi país por ser de la oposición”. El resto fue tarea sencilla: habló de inflación, inseguridad, inversión energética y la búsqueda de equilibrio en la balanza comercial.
Además de haberse presentado en sociedad, Massa se lleva el plus de haber estado junto a funcionarios del gobierno de Barack Obama luego de una charla que compartió con la máxima responsable para la región, Roberta Jacobson.
Viajó con su mujer
Además de su grupo de asesores de confianza y diputados del Frente Renovador –estuvieron Adrián Pérez, Martín Redrado y Eduardo Amadeo–, Sergio Massa viajó a Estados Unidos acompañado por su mujer, Malena Galmarini, quien lo siguió de cerca en cada una de las actividades de la intensa gira, siempre presente en los primeros lugares de la fila durante sus exposiciones: “Tengo en casa a una mujer que hace política igual o más que yo”, la describió el diputado del Frente Renovador cuando uno de los asistentes al Atlantic Council le pidió una referencia sobre su vida personal.
Su mujer, que por ejemplo presenció las reuniones en el Council of the Americas y en la OEA, estuvo como siempre pendiente de cada uno de los detalles de la construcción política de su marido.
