—¿Cómo es la CTA que viene?
—Una central en crecimiento espectacular, de 3 a 4 millones de afiliados, que encabece una gran pelea en las calles por la personería gremial. Le vamos a exigir a la Presidenta que resuelva si está a favor o en contra de la pluralidad. Lo vamos a forzar con paro y movilización. Vamos a volver a abrir las puertas a todos los sectores gremiales que no se sientan representados por la CGT. En cuanto asuma voy a proponer un paro nacional con movilización a Plaza de Mayo en reclamo del 82 por ciento móvil para los jubilados, la unificación del salario familiar a nivel nacional, el aumento salarial y la personería gremial.
—¿A partir de ahora van a jugar un rol más opositor al Gobierno?
—Vamos a seguir trabajando en la construcción de un movimiento político y social que llamamos la Constituyente Social, que no es un partido, sino un espacio, un movimiento, una construcción política de masas.
—¿Con fines electorales?
—No va a ser un partido. No es posible transformar un país si no hay una gran fuerza social y política detrás. Me encantaría que Víctor sea presidente, pero no vamos a apoyar a ningún partido.
—¿Va a ser un acérrimo opositor a los Kirchner?
—Vamos a ser una CTA autónoma del Gobierno. Con lo que no estemos de acuerdo, lo manifestaremos en las calles. No nos comemos este verso de los Kirchner de que salir a la calle es hacerle el juego a la derecha. No vamos a ser parte del juego que hacen en el Consejo del Salario, donde la UIA, la CGT, el Gobierno y la Mesa de Enlace se ponen de acuerdo para cagar a los laburantes. El operativo de Yasky declarándose ganador salió de Balcarce 50. Esta elección fue una derrota de Kirchner.
Lea la entrevista completa en la edición impresa del diario Perfil.