Ni Horacio Rodríguez Larreta, ni Martín Lousteau, ni los lilitos quieren aparecer como los responsables de que el sello Cambiemos no se organice en la Capital. Ese desenlace, sin embargo, ya es prácticamente un hecho: ninguno de los tres actores cree que la alianza entre el PRO, la UCR y la Coalición Cívica (la misma que llevó a Mauricio Macri a la presidencia) se vaya a consolidar antes de las legislativas porteñas.
La posible candidatura de Lousteau, embajador en Estados Unidos, pero a la vez opositor amenazante de Rodríguez Larreta en territorio porteño, generó una fricción casi insalvable entre radicales y larretistas. La tensión llegó al punto de que Macri se fastidió con una supuesta traición del economista, en una votación de la Legislatura pactada de antemano y pedida por la constructora IRSA. Ante ese panorama, aumenta la presión PRO para que Lousteau no se presente en las próximas elecciones.
Mientras la rivalidad entre el alcalde y el embajador se vuelve cada día más explícita, Elisa Carrió hace tiempo se cotiza y estira su definición sobre desde dónde intentará renovar su banca. Si bien la diputada se podría presentar como candidata por la provincia de Buenos Aires, Rodríguez Larreta pretende que lo haga desde la Ciudad de Buenos Aires, dentro de una especie de Cambiemos reducido al PRO y la Coalición Cívica, sin la participación de la UCR.
El objetivo larretista es desalentar la posible vuelta electoral de Lousteau, quien cuenta con el apoyo (y cierto pressing amable para que se postule) de la UCR porteña, conducida por el mítico Enrique “Coti” Nosiglia.
Negociaciones. “Sería un orgullo que Carrió sea candidata en la Ciudad”, repitió Rodríguez Larreta días atrás. Hace un par de semanas, durante un desayuno con sus legisladores, el jefe de Gobierno porteño había decretado que no habría Cambiemos en la Capital. “Porque Lousteau no quiere”, aclaró entonces.
El economista, al igual que su adversario del balotaje 2015, también pretende que la CC lo acompañe en las legislativas. Su plan es evitarse un posible enfrentamiento electoral, ya sea en una PASO o en las primarias, con una figura con el cartel y la imagen de Carrió.
En plena puja por la cercanía con Carrió, larretistas y radicales porteños se acusan mutuamente de boicotear la marca Cambiemos. “Nosotros vamos a trabajar para armar ese espacio. Los demás, no sé”, aclara el presidente de la UCR porteña, Emiliano Yacobitti.
“En la Capital ellos no construyeron Cambiemos, y en la Legislatura no votaron leyes importantes para la gestión”, responde, por su parte, el legislador macrista Juan Pablo Arenaza.
Desaire. El enojo macrista con la rebeldía del team Lousteau, cuyo bloque se denomina Suma +, apunta a una votación en particular. En una de las últimas sesiones del año pasado, el bloque del embajador se arrepintió a último momento y decidió rechazar un viejo proyecto del macrismo. Se trata de la construcción del megaemprendimiento inmobiliario Solares de Santa María, ubicado en la ex Ciudad Deportiva de Boca Juniors, vecino a la villa Rodrigo Bueno y a metros de Puerto Madero.
Desde sus épocas de jefe de Gobierno porteño, Macri ya tenía en agenda darle impulso a esa obra, que sería construida por la empresa IRSA. Los voceros de Lousteau reivindican el desaire reciente como una señal de pluralidad. El larretismo, en cambio, lo vivió como una traición. Y hasta Macri se enojó por el cambio de postura de su embajador en Washington, con el que suele hablar por teléfono. Ayer, Lousteau fue la cara del gobierno argentino en la asunción de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos, en el acto que se celebró en el Capitolio.