Hace alrededor de un mes y medio, el Tango 02, uno de los aviones de la flota presidencial, apareció con una rotura en una de sus alas. Se inició una investigación tras sospechas de sabotaje. Pero la causa por la rotura de la nave que ocasionalmente traslada a ministros y funcionarios quedó archivada. La Justicia no encontró responsables.
El Fokker F 28 había sido dañado en noviembre del año pasado en El Palomar, donde permanecía estacionado como consecuencia de las refacciones en Aeroparque y para una revisión anual.
La aeronave tenía un faltante y un ala dañada, informó el diario La Nación, que arrojó un dato inquietante: en la misma base aérea se descubrió ayer un faltante de municiones que iban a ser destruidas.
Entre las hipótesis para explicar la rotura, se apunta al desplazamiento de una escalera por debajo del ala que pudo haber golpeado al aparato. Fue el coronel Alejandro Graham, jefe de la Casa Militar, el encargado de hacer la denuncia por el hecho, caratulado como daño agravado a los bienes del Estado.
Sin embargo, la investigación no prosperó y el titular del juzgado Federal N° 2, tras un peritaje y al no encontrar nuevos elementos, archivó la investigación.
El hecho fue minimizado en Casa Rosada y se descartó la posibilidad de un atentado. El Tango 02 no contaba con vigilancia especial habida cuenta de que los viajes de la Presidenta se llevan a cabo en el Tango 01.