Cuando la paciencia de algunos medios y políticos por conocer los resultados de una elección se acaba, el voto electrónico vuelve a estar en el centro de escena. Tras las elecciones provinciales en Chubut, en donde se desarrolló un escrutinio provisorio atípico por una decisión del Tribunal Electoral -los datos no se cargaron en ningún sitio web-, varios reclamaron por un sistema "superador" al actual.
El voto electrónico ya se utiliza desde hacer varios años en Brasil, en donde votan más de 100 millones de personas y los resultados se entregan en menos de tres horas.
Sin embargo, no son pocas las personas que se oponen a este sistema por carecer de una forma tangible de control y fiscalización de los votos por cualquier persona. De hecho este fue uno de los argumentos presentados por el Tribunal Constitucional alemán en 2009 cuando desechó el uso de urnas electrónicas para las elecciones. "El votante común no puede comprender, sin conocimientos especiales previos y sin la ayuda de especialistas, cómo es el proceso por el que se recibe y se contabiliza su voto, y tampoco tiene garantías de que el voto emitido sea captado de la misma manera por la computadora".
Otros países optaron por sistemas de votación en donde los electores marcan las boletas para que, luego sí, una máquina se encargue de leer esos datos de forma rápida durante el escrutinio. Países como Japón, por ejemplo, siguen utilizando boletas de papel, pese a ser uno de los más avanzados en el mundo en materia de tecnología.
Casos locales. En la Argentina ya se utilizan las urnas electrónicas en diversos distritos del país. Salta lo comenzará a utilizar en las próximas elecciones del 10 de abril en un 33% de las mesas. Pinamar utilizó un sistema similar para elegir al sucesor del ex intendente Porretti. Córdoba y Santa Fe, estrenarán este año un sistema de boletas únicas en donde los electores deberán marcar cuál es su elección. Ambos sistemas terminarían la discusión actual que se desarrolla sobre las denominadas colectoras, ya que se vota por un candidato por categoría, sin posibilidad de crear un "arrastre" por estar en la misma lista.
Sin embargo, el propio ministro Aníbal Fernández fue el encargado de dar por tierra la idea de varios políticos sobre el voto electrónico. "Este gobierno está a muerte en contra del voto electrónico, ya que la digitalización "deslegitima" las votaciones. El actual proceso electoral que se aplica en la Argentina por otorgar certeza y seguridad. Usted está seguro que toca un botón y ese voto es positivo. El resultado final usted no lo puede saber porque el voto es secreto", declaró a Radio 10.
Richard Stallman, uno de los líderes del movimiento del software libre en el mundo, declaró en el prólogo del libro "Voto electrónico, los riesgos de una ilusión" (que se puede descargar gratuitamente en formato PDF): "Muchos activistas de software libre piensan que usarlo en la máquina de votación asegura una elección honesta. Usar software privativo es malo aquí, como siempre: el fabricante podría diseñarlo a sus anchas para fraude. Pero ser libre no basta, porque luego la autoridad electoral podría hacer el fraude. El único sistema confiable es votar con papel".