—¿Cómo evalúa el episodio del Indoamericano?
—No tomamos real dimensión del problema que se podía generar. De hecho, al segundo día de conflicto se intentó armar una mesa de negociación con treinta personas, legisladores y funcionarios, pero no se pudo llegar a nada. Ahora bien, el tema es: si le dábamos plata a la gente para que se fuera del parque, ¿qué hacíamos con los otros 500 mil que tienen problemas habitacionales? Hay muchos que se aprovechan de los conflictos sociales para buscar una tierra y venderla. Fue una situación de guerra de vecinos contra vecinos que, incluso, terminó con cinco patrulleros rotos en una noche. Y no los rompió la gente del parque.
—¿Ya analizaban que surgirían más tomas?
—Claro, pasó la primera noche (el martes). Si uno hace un correlato del episodio, ese día hubo un desalojo judicial de un espacio público con 350 personas. Se convocó a la Metropolitana para cuidar el parque, ponerle rejas y ponerlo en valor. Después, fuera del parque hubo una agresión de la Villa 20 hacia la Policía. A partir de ahí, la Federal le entregó a la Ciudad el predio libre de ocupantes. El miércoles entró mucha más gente con agresividad. Se empezó a mezclar todo porque aparecen once legisladores de la oposición.
—¿Subestimaron el nivel de conflicto esos días?
—En un primer momento no estaba claro nada. Mandamos mucha gente de la Metropolitana teniendo en cuenta que no está preparada para este tipo de cuestiones, pero porque priorizamos una Policía comunitaria. Hoy Gendarmería, Prefectura y la Federal son cuerpos que se dedican a este tipo de cosas.
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