La orden de la presidenta Cristina Fernández fue clara. "Hay que sesionar el miércoles", fueron más o menos las palabras que expresó a través del teléfono, y el jefe del bloque de senadores oficialistas, Miguel Pichetto, tomó nota. La idea fue tener activo el Parlamento para tratar la ley que modifica la hora oficial y que viene de la mano de un plan general de racionalización de la energía al que el gobierno nacional le otorga suma importancia.
El tema energético será, como todo indica, uno de los puntos centrales de la política del gobierno. La presidenta, todavía en su condición de candidata, había realizado una serie de definiciones al respecto en Nueva York ante 400 empresarios estadounidenses y argentinos en el Council of Americas.
Después de su llamada el miércoles pasado, tanto Pichetto como su par de Diputados, Agustín Rossi, comenzaron a fatigar los celulares y todo parece indicar que, un día después de Navidad, ambas Cámaras parlamentarias sesionarán para aprobar la iniciativa gubernamental.
En el Senado el panorama se perfila como encaminado, aunque el radicalismo analiza la posibilidad de pegar el faltazo. Están molestos porque que el gobierno modifica partidas presupuestarias por vía de los decretos y para hacer un cambio de horario recurre a una ley. El oficialismo igual cuenta con número para sesionar sin problemas. También aducen problemas de transporte. Argumentan dificultades para conseguir vuelos hacia Buenos Aires desde las provincias el 26 de diciembre.
En Diputados, el oficialismo confía con tener quórum propio, por lo cual esperarán la pronta sanción del asunto en la Cámara Alta para luego tratarlo en la misma jornada en el recinto. El proyecto ingresado al Congreso, el viernes por la tarde, se refiere al cambio del huso horario desde el 30 diciembre de 2007 hasta el domingo 16 de marzo de 2008. Aunque nadie descarta la posibilidad de otra iniciativa sorpresa vinculada al tema, pero tampoco nadie la confirma. La semana que finaliza tuvo un ingrediente difícil de esquivar para el kirchnerismo: el caso de la valija con 800 mil dólares que quiso ingresar al país el empresario venezolano Guido Antonini Wilson y que derivó en un conflicto internacional con Estados Unidos.
El oficialismo manejó la idea, al principio de la semana, de no sesionar para evitar darle una tribuna a la oposición para blandir el tema como una bandera. Pero, luego y ante la amenaza de los bloques minoritarios de hacer una conferencia de prensa, prefirió correr el riesgo y dar debate.
Incluso, consiguió aprobar un proyecto de resolución en "repudio" al accionar del gobierno de Estados Unidos al que también acusó de urdir una maniobra de inteligencia contra la Argentina y la presidenta. Y, además, pudo frenar sendos pedidos para que concurran al recinto de Diputados el canciller Jorge Taiana y el ministro de Justicia y Seguridad, Aníbal Fernández. Fue para evitar que se repita la foto de una oposición unida, como ocurrió cuando se trató la modificación de la composición del Consejo de la Magistratura. La oposición que en un momento pareció avanzar en la coordinación de acciones luego quedó a mitad de camino y demostró discrepancias en cuanto a los caminos a utilizar.
Tal vez, la semana que comienza transcurra con menos debate, aunque sectores, como el ARI-Autónomo ya anunciaron que insistirán con la idea de la interpelación al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para que dé explicaciones sobre cómo se manejó el caso de Antonini Wilson.
Fuente: Fernando Cáceres (DYN)