Dado que pónese espeso hacer historia sólo queda huir a donde sea e intentar otra. Más o menos así reza la ideario que mueve a muchos jóvenes del mundo y de aquí. No son ni blandos ni suicidas ni loquitos. Son lúcidos. Observan que la historia "que se usa" los retiene en lo rancio, podrido y perverso. Y confían en que todavía quede alguna realidad donde ir a sembrar un guión nuevo. Están informados. Quieren zafar. La tecnología encendió su lámpara de Aladino a la puerta del iglu y hoy hasta un esquimal y una esquimala aprenden a bailar el tango por Internet.
También destapó la Sentina Mayor del Planeta y ahora cualquier joven inquieto se entera en el locutorio de tópicos herméticos que cocina el poder planetario. Basta oirlos dialogar en un café de librería para saber que saben. Uno menciona "el Club Bildelberg", otro una frase del trilaterado Zbigniew Brzezinski (áspid mayor del serpentario mundial), otro más sugiere fundar aldeas al estilo de Jacque Fresco, y también hay quien utópico encendido, los incita dejar las ciudades y los objetos, y empezar de cero, "a lo cromagnón, a lo incaico, o toba o a lo que fuese", en el paisaje más agreste que encuentren. Está claro que esta juventud cansada lo que quiere es quitarse la historia de encima, desaprender las tonterías y crueldades que nos trajeron a la encrucijada 2010 y arrancar de nuevo. Este viraje prueba, que una parte de la nueva generación se está avivando.
No es fantasía. Quien hable con jovenes puede tantearlo. Es la onda que más suena en veinteañeros que estudian, sueñan y trabajan al borde de la Boca del Monstruo que los devora sin decir agua va. Esclavos de un presente asesino, se sienten condenados por un Modelo al que (como el niño al rey) ven Desnudo. Descubren que a la hollywoodene instalación "Siglo 21" se la han vendido cambiada. Que resultó un fiasco caníbal y que tal como pinta sólo les ofrece tener algún destino de ocasión en el Desierto de los Tártaros. No se les escapa que hasta los años 60 existieron sueños "manuables", paraísos posibles, que los mercados apagaron imponiendo paroxismo y velocidad en sus costumbres. Que de la Calesita Tranqui se pasó a la loca Rueda del Mundo y de ella a unTobogán al Vacío, cuya inclinación es cada día mayor.
Algunos de estos jóvenes la tienen clara. Saben que a la caída del Muro Rojo sucedió la del Muro Blanco y el esperpéntico engendro de la Muralla Amarilla. Y razón que tienen. China es hoy el más peligroso laboratorio del futuro de la especie. El más explotador capitalismo controlado por el más despiadado comunismo.
Este oxímoron (y otros) alientan el gran colapso mundial al que nos dirigimos de cabeza. No son ganas de asustar. Son indicios a compartir: 1/ atasco en la ruta de Pekín a Mongolia ya alcanzó los 200 kms., detuvo un millón de vehículos y durá 13 días (con jolgorio de campesinos que venden a rolete a choferes parados que no hacen otra cosa que comer y dormir) 2/el tráfico de estupefacientes provoca que Altos Jefes en Operaciones (en lo bélico), como capos y dealers (en lo civil) ordenen a sus sicarios a practicar matanzas masivas cada vez más escalofriantes (en un solo ataque a una clínica de México fueron aesinados 19 enfermos que buscaban rehabilitarse (sic). 3/ casi toda el Africa subsahariana es un mosaico de paises guetos donde se nace para morir lo-antes- posible sin que se le mueva un pelo a las Naciones Unidas (sic).
Este desquicio (y miles más) señalan la proximidad de Algo. Es de esperar que el flamante canciller Zelig Timerman - que se autotitula "barrabrava" y atiende con tan "sensible" tacto la causa Botnia- deje de fogonear temas de 34 años atrás y lleve a la UN al menos Una Idea que pueda servir al mundo.
(*) Especial para Perfil.com.