POLITICA
SEGÚN UN ESTUDIO EUROPEO

Pandemia de pesadillas: más gente dice dormir mal o padecer sueños traumáticos

El 29% de los encuestados asegura que desde que empezó la crisis por el Covid-19 no descansa toda la noche sin despertarse. Y el 54% afirmó que duerme más que antes.

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Problemas. 4.275 personas contestaron una encuesta sobre la calidad de su descanso por la noche. | Juan Obregon

En la compleja gama de problemas de salud causados por la pandemia, los trastornos relacionados con el sueño ocupan un lugar destacado. Y a la falta de buen descanso se le suma otro dato: cada vez más gente recuerda lo que sueña y padece un aumento en las pesadillas. Así lo determinó un estudio científico europeo, publicado hace unos días, que analizó las respuestas de 4.275 personas, de diferentes edades, sobre la calidad del descanso nocturno durante el pico de la epidemia. Una porción de los entrevistados, además, contó en detalle el contenido de sus sueños. La conclusión fue contundente: pese a que el 54,2% de las personas dijo dormir “más que antes”, el 28,6% reportó un incremento en la cantidad de veces que se despertaba durante la noche, mientras que el 26% aseguró que durante la cuarentena estaba padeciendo “una mayor cantidad de pesadillas”.

“Recién ahora estamos empezando a conocer estos temas y estamos apenas en la “madrugada” de entender los sueños, su significado y sus mecanismos”, le detalló a PERFIL Diego Golombek, investigador del Conicet experto en cronobiología. Y aclaró que las pesadillas “son un tipo de sueño con diversos sabores”. A veces pueden tener un “guion” o una historia, pero también están las clasificadas como terrores “nocturnos”, sin guion, y que pueden resumir una situación atemorizante o traumatizante”.

¿Por qué nos despertamos en medio de una pesadilla? “Estas no son un indicador de trastornos del sueño. Lo que sabemos es que en el descanso nuestro cerebro no se “apaga”. Y es posible que nuestro sistema nervioso autónomo “encienda” ciertas áreas y terminemos respirando más velozmente o con el corazón acelerado. Y el despertarnos durante esas situaciones podría estar funcionando como una especie de “seguro” del cuerpo, como una protección frente a algo malo que estamos atravesando”, aseveró Golombek.

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Desde hace meses sabemos que la pandemia viene disparando desde situaciones de ansiedad y angustia a cuadros de pánico, miedos y fantasías de muerte. “Esos trastornos inciden en el dormir y en el sueño. Y toda la situación genera fantasías de amenazas de un enemigo invisible –el virus– que mata. Eso se asocia con pesadillas”, le dijo a PERFIL el psiquiatra José Abadi, actual director académico de la carrera de Psicología en la UADE. Y agregó: “Lo que registramos es un aumento del insomnio, de personas que necesitan levantarse por la noche o, incluso, dormir con la luz prendida y no dormir solos. Todo eso, a veces, se acompaña por pesadilla, algo lógico ya que estas son sueños de angustia y se “abastecen” de lo que nos significa el virus”.

Para Gloria Gitaroff, integrante de la Asociación Psicoanalítica Argentina y autora del libro Los sueños, es posible que, en cierta proporción, haya un aumento en la cantidad de pacientes que refieren sueños y pesadillas. “La gente siempre sueña aunque no lo recuerde. Pero ahora vemos bastantes veces que los sueños que se refieren están más vinculados a la situación desastrosa que atravesamos y se recuerdan más”.

Para contrarestarlas sirve recurrir a la meditación o al yoga

Para esta experta, los sueños vinculados con la pandemia son, muchas veces, transparentes, y tienen que ver con la incertidumbre, el miedo, la angustia. “Pero también suelen tener una vinculación a la experiencia y las circunstancias de vida personales de cada persona”. Por eso estos sueños también se relacionan con nuestras experiencias personales. Según Gitaroff, “no estamos seguros sobre el aumento de las pesadillas, pero sí encontramos más personas con trastornos de sueño porque está más preocupada y sufre”.

¿Qué hacer para contrarrestar esta angustia? Para Abadi, una posible solución es hablarlo y poner dichas situaciones en palabras, especialmente con interlocutores que sepan cómo dar alguna contención psicológica: “También sirve recurrir a la meditación o al yoga y a otros recursos similares, siempre que nos faciliten tener una conexión más sana con nosotros mismos”.

La noche se inspira en el día

“Desde el campo de las neurociencias no sabemos, en detalle –por ahora– qué función cognitiva, o mental, cumplen los sueños y también las pesadillas”, le dijo a PERFIL Diego Golombek. “Sí se sabe que –de repetirse con frecuencia– pueden generar situaciones de estrés o de ansiedad. Pero no hay una relación completa y directa entre el contenido de lo que se sueña y lo acontecido en la vida diurna. Pero sí es cierto que suele haber alguna “inspiración” entre el contenido del sueño y diversas situaciones cotidianas”, concluyó.

Para Abadi, “muchas veces la pesadilla toma como “material” algún resto diurno. Y su carácter pesadillesco se lo otorga el contenido de angustia y de miedo. Si bien podría haber diferentes tipos de pesadilla, su carácter se asocia con situaciones de peligro o catastróficas. Justamente, su temática suele tener como denominador común el miedo a algo grave”.