El reportaje de Luis Novaresio a Cristina Kirchner dejó muchas incógnitas. La primera es por qué la ex presidenta, que siempre esquivó a la prensa no alineada, aceptó una nota en “territorio hostil”. Los analistas conciden en que fue un reconocimiento de que está atrás en las encuestas de cara a la elección de octubre. La segunda es a quién se dirigió con sus respuestas. En ese punto no hay tantos acuerdos entre los especialistas. Aunque los analistas consultados por este diario remarcaron que es positivo que la ex presidenta acepte entrevistas no guionadas, como la del jueves.
El sociólogo y director de la consultora Quiddity, Luis Costa, le dijo a PERFIL que su impresión es que el reportaje “refuerza la grieta. De la misma manera que la refuerza el Gobierno cuando se refiere a Cristina”. “La entrevista no cumplió la función de abrir el panorama. Es posible que ella haya intentado hablarles no sólo a los propios, sino también a otros que están desencantados con el Gobierno”, agregó.
Sergio Berensztein, doctor y magister en Ciencia Política, licenciado en Historia y analista, consideró que es ridículo que un reportaje a una ex presidenta sea noticia. “No debiera ser así”, explicó. Precisó que la nota obedeció a que CFK tiene un piso alto y un techo bajísimo, que intenta romper.
“Tiene una partida complicadísima, que tiene que ver con seducir al votante peronista que no la vota a ella al menos desde 2013. Cristina perdió cuatro de cinco elecciones en la Provincia”, detalló. Y la efectividad de los reportajes, según él, es un final abierto.
“Si no van acompañados de acciones similares, no va a sumar. Si lo hace, veremos”, especificó. Además opinó que la entrevista sirvió para generar consensos en temas en los que la Argentina, al menos hasta hoy, estaba dividida. “El país no se ponía de acuerdo acerca de si Venezuela es una dictadura. Creo que Maduro no se debe sentir contento con lo que ella dijo”, indicó.
Berensztein afirmó también que para el kirchnerismo, el grado de autocrítica fue “inusual”.