La reunificación de la CGT, que ya ha motivado dos reuniones con los sectores de la energía, el transporte y el moyanismo, es un esfuerzo que se enfrenta permanentemente con heridas abiertas y disputas del pasado. La pelea por el encuadre sindical de los afiliados, la interferencia de un gremio en la interna de otro y la relación con el Gobierno son la fuente más habitual de los recelos que dificultan el camino a la reunificación de la central sindical peronista.
Camioneros, el gremio de Hugo Moyano, es tal vez el que más enojos acumuló a la par del crecimiento de sus afiliados durante el gobierno de Néstor Kirchner. Se peleó con Comercio por los afiliados de transporte de supermercados. También favoreció la creación de otros gremios que le disputaban afiliados, como el de trabajadores de peaje, que conducía su hijo Facundo. Moyano también peleó con Uatre por el transporte de cereales y con los gremios de la alimentación por el sector de bebidas. Algunos de sus aliados actuales también habían sido objeto de avanzadas camioneras, como es el caso de La Bancaria, que dirige Sergio Palazzo, que había tenido en otros tiempos una fuerte pelea por el encuadre de los transportadores de caudales.
Moyano también estuvo en el centro de las acusaciones de injerencia en otros gremios. El caso más reciente es el de la Unión Tranviarios Automotor (UTA), donde Camioneros favoreció el crecimiento de una lista opositora que terminó perdiendo con el titular Roberto Fernández. En el pasado, hizo lo propio en Comercio, pero su “delfín” opositor terminó integrado en la conducción que dirige el histórico Armando Cavalieri.
La última categoría es una de las que más se escuchan por estos días y se refiere a las peleas por la estrategia de negociación/confrontación frente al gobierno. Mientras Camioneros acumula el mayor número de reclamos por la injerencia en asuntos internos y las peleas de encuadre, la actual conducción de la CGT es la que más reproches suma por su posición frente a la administración Cambiemos.
En el Frente Sindical, diversas figuras reclaman que el próximo secretario sea una figura que lideró la oposición al macrismo. Algunos insisten en que no serán parte de una central conducida por Daer, a quien identifican como negociador. Tal vez por esta razón, Moyano declaró ayer que nunca apoyó al Gobierno, a pesar de que hubo gestos indudables durante la campaña a la presidencia que tuvo a Mauricio Macri como ganador.
