Cristina Kirchner le mandó un mensaje a Lázaro Báez. “Tienen presa a una persona para obligarla a decir lo que ellos quieren”, escribió en las redes sociales. Así, Fernández de Kirchner pidió por primera vez indirectamente la libertad del empresario kirchnerista, quien hasta ahora mantuvo estoico su silencio y evitó entregar pruebas sobre el origen de los fondos de la corrupción. Fernández de Kirchner citó una nota de PERFIL, que el sábado reveló que el fiscal Guillermo Marijuán le ofreció al empresario mejoras procesales si entregaba información sobre la ex mandataria.
No es para menos: el silencio del empresario garantiza la impunidad.
Marijuán busca probar que Báez reconozca lo que las investigaciones periodísticas vienen sosteniendo durante casi una década: que el empresario es el presunto testaferro de la familia Kirchner, que su emporio fue construido por orden del ex presidente Néstor Kirchner y sostenido por el fallecido funcionario para enriquecer a su aliado y a sí mismo.
La ex presidenta repitió la estrategia conocida de dejar de lado la infinidad de pruebas sobre corrupción y presentarse como una perseguida política. En esa línea dijo que en América latina se lleva adelante un nuevo Plan Cóndor contra Luiz Inacio Lula da Silva, ex presidente de Brasil, y la propia ex mandataria. “Si antes fueron los grupos armados dentro de las instituciones militares latinoamericanas, ahora es con aparatos judiciales y mediáticos”, escribió.
Fernández de Kirchner busca exponer y debilitar a un sector de la Justicia. Pero mal que le pese a la ex presidenta, en los tribunales federales sostienen que lo que el fiscal llevó adelante es una estrategia comprendida dentro de sus funciones: acusar.
Marijuán recibió la última negativa de Báez la semana pasada, cuando el nuevo abogado del empresario, Maximiliano Rusconi, se presentó ante la fiscalía. El penalista pidió que el fiscal apoyara su pedido para que el juez federal Sebastián Casanello otorgue la prisión domiciliaria a Lázaro. El acuerdo se volvió a plantear sobre la mesa: Báez tiene la información que el fiscal necesita para llegar a Cristina Fernández de Kirchner. Pero la respuesta volvió a ser negativa.
Los hijos de Báez, a excepción de Martín, intentan desde hace cinco meses que su padre acepte un acuerdo con el Ministerio Púbico Fiscal y declare en el marco del Programa de Protección de Testigos e Imputados. Así lo hizo Leonardo Fariña en abril, cuando entregó su testimonio contra Báez y complicó al empresario.
Fariña también estuvo detenido, pero el delito de evasión fiscal agravada, una situación judicial que casi nunca termina en prisión. Pero la cárcel fue lo que mantuvo a Fariña en silencio después de haber enterrado a los Báez y a los Kirchner hasta el cuello en una cámara oculta. Cuando declaró, la Justicia lo excarceló.
Lázaro Báez se niega a reconocer su papel como testaferro y rechazó en varias oportunidades colaborar con la Justicia. En su entorno dicen que si la Justicia quiere pruebas contra Cristina, que las busque. Teme que lo señalen como un “traidor” a la memoria de su amigo y mentor. Pero en la Justicia y en su propio entorno, creen que las razones son más complejas.
En varias oportunidades, los Báez intentaron negociar en la causa por lavado de dinero entregando información, pero el valor de esos datos o pruebas era escaso. El fiscal pidió pruebas concretas e irrefutables. Entonces así, había posibilidad de avanzar en un acuerdo. Marijuán no busca sólo un testimonio sino documentación y pruebas fácticas para probar la relación. A cambio puede ofrecer al empresario beneficios dentro de la ley, como una excarcelación monitoreada por el Programa de Protección o una prisión domiciliaria.
Las últimas frases de Cristina en las redes sociales refuerzan hoy la “convicción” de Báez de no declarar en su contra. El fiscal no cerró la puerta, pero sus expectativas de que Báez, que tiene dos procesamientos a cuestas, acuerde testificar contra la ex presidenta se apagaron.
Una versión más benévola con la ex mandataria sostiene que no pueden acusarla del lavado de dinero de Báez. Esos millones estaban siendo fugados al exterior, precisamente, para ocultar a la viuda de Kirchner la existencia de ese dinero. Báez considera, dicen, que esos fondos son de Néstor y de él. No de ella. Fariña sostuvo esta versión en su declaración estrella.
El desafío vuelve a ser cómo probar el origen del dinero que los Báez fugaron al exterior tras la muerte de Kirchner.
Otro expediente, el caso Hotesur, es tal vez la prueba más obscena de la relación entre Cristina y Lázaro. Si la causa avanza -se espera un pedido del fiscal Gerardo Pollicita para que declaren en indagatoria antes de fin de año-, ambos podrían ser acusados de cohecho (sobornos) entre una funcionaria pública y un contratista del Estado que enriqueció los hoteles de la familia ex presidencial a cambio de contratos de obra pública. Lo probó una investigación periodística. La verdad, entonces, caerá sobre la mesa por su propio peso.