El escándalo internacional por los 944 kilogramos de cocaína descubiertos en Barcelona que habrían salido de la Argentina hicieron que el Gobierno decida modificar las normas para evitar nuevos contrabandos. Es que el avión de los hermanos Gustavo y Eduardo Juliá y Matías Miret permaneció en el aeródromo de Morón, que carece de controles policiales por huecos burocráticos, en un predio mixto de uso civil y base aérea militar.
A pesar de que desde el gobierno nacional se quiere instalar la teoría de que la droga se cargó en otro país, la ministra de Seguridad, Nilda Garré, espera a la Presidenta Cristina Kirchner con una propuesta para evitar nuevos movimientos ilegales de carga aérea. El objetivo es darle a la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA) la posibilidad de actuar en toda pista de vuelo, además de obligar a una requisa exhaustiva de las aeronaves privadas antes de despegues internacionales.
Además, las declaraciones juradas de los pilotos ante la Aduana ya no significarán un permiso de salida. Pero las nuevas medidas no abarcarán vuelos de compañías aerocomerciales, que mantendrán los actuales controles.
La situación del aeropuerto de Morón es inédita. Está fuera del esquema de vigilancia de la PSA, porque esta fuerza sólo puede trabajar en las 51 pistas que integran el Sistema Nacional de Aeropuertos, que incluye los 21 lugares habilitados para despegues y aterrizajes internacionales, según informó el diario La Nación.
En caso de que Morón continúe con su actividad mixta, la propuesta será introducirlo dentro del Sistema Nacional de Aeropuertos para que quede bajo el control directo de la PSA, con una vigilancia compartida con la Fuerza Aérea en su propia zona, como ocurre en el aeroparque metropolitano.
Declararon. Durante todo el día de ayer, el juez en lo Penal Económico Alejandro Javier Catania tomó declaración de los empleados de Aduana, Migraciones y Policía de Seguridad Aeroportuaria que tuvieron alguna intervención en el proceso de control del Challenger 604 que despegó de Ezeiza el 1° de enero y aterrizó al día siguiente en Barcelona cargado de droga, según informó Clarín.
La mayor sorpresa para la Justicia es que en Morón las medidas de seguridad eran casi nulas. Inclusive no era obligatorio dejar constancia de nombre y apellido para ingresar.