Reacio a los repentinos cambios, el ministro de Seguridad Arturo Puricelli no sorprendió a nadie con las designaciones de su gabinete. Abrigó a quienes lo habían acompañado durante su triste gestión al frente de la cartera de Defensa y empujó hacia la puerta de salida, con sutil diplomacia, a un pelotón de funcionarios que fueron nombrados por la ex ministra Nilda Garré y por recomendación del Centro de Estudios Sociales y Legales (CELS) que preside el periodista Horacio Verbitsky.
Cristina Caamaño y Sergio Berni eran los dos únicos funcionarios que no precisaban del visto bueno de Puricelli para permanecer en sus cargos. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner ya había decidido que la ex fiscal que investigó el asesinato del joven militante Mariano Ferreyra tenía sobrados méritos para quedarse como secretaria de articulación con los Poderes Judiciales y los Ministerios Públicos.
El inamovible secretario de Seguridad tiene una explicación mucho más compleja. El teniente coronel médico es el verdadero ministro de Seguridad, el hombre operativo, el de las fotos, el incondicional soldado todo terreno.
No hacía mucho tiempo que Puricelli se había acostumbrado a llegar, sin que nadie lo guiase, al que era su despacho en el piso 11 del edificio Libertador. Ahora, el contador deberá habituarse al palacete de la calle Gelly y Obes, en el coqueto barrio de Recoleta. Y para enfrentar ese abrupto cambio designó a su sobrino como jefe de Gabinete, nombramiento que ya había sido anunciado por PERFIL en la edición del último domingo.
Detrás de Arturito Puricelli, así lo llama al sobrino del ministro para no confundirlo con él, llegaron el licenciado Carlos Esquivel, el profesor Carlos Pérez Rasetti y el abogado Carlos Lugones Aignasse. Los cuatro funcionarios tuvieron que trasladar sus bártulos desde el Ministerio de Defensa al de Seguridad.
Esquivel fue nombrado como secretario de Coordinación, Planeamiento y Formación. Pérez Rasetti como subsecretario de Planeamiento y Formación. Lugones Aignasse como subsecretario de Articulación Legislativa.
Es así como la ex fiscal Caamaño deberá trabajar con Lugones Aignasse, imputado en la causa en la que se investiga las presuntas irregularidades en las millonarias contrataciones para la Campaña Antártica 2013. El funcionario de doble apellido estaba a cargo de la sospechada Dirección General del Servicio Logístico de la Defensa y antes de ocupar ese cargo asesoró a Puricelli durante su paso como interventor de Fabricaciones Militares.
Gustavo Palmieri, Cecilia Ales y Natalia Federman son los integrantes de la camada del CELS que quedó afuera. “Ellos presentaron sus renuncias. Acá se les pidió que no se vayan y se les propuso otro cargo, pero ellos no aceptaron. Lo de Federman en la dirección de Derechos Humanos todavía no estamos convencidos, pero creemos que se va a tener que ir”, explicó a PERFIL un funcionario que se define como puricellista.
También fueron eyectados otros funcionarios de la gestión Garré. Las áreas que maneja Berni siguen igual, lo mismo que los jefes de las cuatro fuerzas de seguridad.