El Acceso Tigre de la Panamericana baja hacia la Avenida Uruguay, que divide los partidos bonaerenses de San Isidro y San Fernando. Pero ya no será lo único que los separe: hacia el oeste, la avenida desemboca en Villa Jardín, donde unos pocos caños y algo de hormigón armado, plagado de graffitis, dan testimonio del intento fallido de levantar un muro que parta el barrio en dos.
Gustavo Posse, intendente de San Isidro, ordenó ayer la construcción de una pared de 1.600 metros a lo largo de Avenida Uruguay, según dijo, para proteger a los habitantes del barrio La Horqueta, ubicado en su jurisdicción. Los vecinos de Villa Jardín frenaron a la empresa constructora y derribaron algunos de los caños de la estructura incipiente. Luego llegó la policía, se armó el revuelo político correspondiente, y la construcción se detuvo. Ahora, con bombos y banderas, los vecinos rechazan la división de su barrio frente a las fuerzas de seguridas y las cámaras de TV.
"Es un desastre lo que está haciendo Posse, que es incapaz de dar la cara, estamos todos indignados, es una discriminación, nadie lo puede creer", dice Mabel Martínez, que vive a unas diez cuadras del lugar, pasando la fábrica de Fate. Vive hace 33 años en Villa Jardín y niega que sea una zona de riesgo: "Gracias a Dios hasta ahora nunca nos pasó nada. Hay lugares peligrosos como Palermo o lugares de la Recoleta, que pasan cosas terribles, y acá no pasa nada grave que yo haya escuchado", afirma.
La instalación del muro comenzó ayer por la tarde y tomó a todos por sorpresa: "Nos enteramos anoche que había una pared; ya estaba ayer a la tarde este muro, pensaban que era de la cloaca, pero anoche nos enteramos. No hubo un aviso de nada de lo que iba a pasar", explica Mabel.
El intendente de San Isidro justificó su decisión en que algunos delincuentes robaban en La Horqueta y se refugiaban en Villa Jardín. "No te digo que no, algunos puede haber, pero no por eso van a poner un muro. Si hablamos de robos, eso hay en todos lados", apunta la vecina, y luego pregunta "¿Por qué no dividen La Cava, que es peor todavía? Allá hay más chorros que acá."
"¿Por qué en lugar de hacer una pared tan estúpida no hacen baños en los jardines, que hay uno solo? Se cae el techo, me cuentan las vecinas. ¿O por qué no ponen garitas con policías si les parece que hay tanta inseguridad? Si se pueden trepar y robar lo mismo", concluye Mabel.
Con ella coincide Silvina, que vive a 3 cuadras del muro: "Me parece una boludez. Si yo quiero llevar a los chicos a la plaza me tengo que ir hasta Blanco Encalada. La gente que manda los chicos al jardín se tiene que dar toda la vuelta. No tenés cómo pasar de un lado al otro, eso perjudica a la gente, para mí está mal", opina, de la mano de su hija, vestida con el pintorcito de jardín de infantes.
"Hay noviazgos entre los barrios, hay chicos que van al colegio de un barrio hacia el otro, que se atienden en el centro de salud de Villa Jardín", cuenta Diego Herrera, presidente del Concejo Deliberante de San Fernando, presente en el lugar. Asegura que la noticia lo sorprendió porque la municipalidad de San Fernando no informó sobre la medida. También cuenta que ya presentaron un recurso de amparo en los tribunales de San Isidro para frenar la construcción, y una denuncia ante el INADI por discriminación.
Muchos creen que el paredón genera más inconvenientes que soluciones: "Acá hay mucha gente que trabaja en Cliba, del otro lado. ¿Si tenés que tomar el colectivo, dónde lo tomás? Paran todos del otro lado. Hay gente que tiene familiares allá o acá", argumenta Manuel, un cartonero que reside en Villa Jardín hace 25 años. El depósito donde vende los cartones le queda del otro lado del muro. Dice que el barrio "es tranquilo, como en todos lados".
(*) Redactor de Perfil.com
