POLITICA
Violencia en el ftbol

Quién es quien: un eslabón más de la eterna batalla

Hace rato que la relación entre los dos líderes de la barra de River no tiene arreglo. Adrián Rousseau y Alan Schlenker están dispuestos a todo para quedarse con la hinchada. Y eso incluye a la vida. La suya y las de los demás.

default
default | Cedoc

Hace rato que la relación entre los dos líderes de la barra de River no tiene arreglo. Adrián Rousseau y Alan Schlenker están dispuestos a todo para quedarse con la hinchada. Y eso incluye a la vida. La suya y las de los demás.

Después de la batalla de los quinchos, cuando Alan y su hermano William Schlenker le declararon la guerra a Adrián “por un vuelto de 60.000 euros que habían quedado del Mundial de Alemania”, la barra de Palermo (integrada por delincuentes con prontuario, cuyos seudónimos son “El Urko”, “Cuca”, quien acaba de ser detenido en relación con el ataque del Carrefour de Vicente López, “Kevin”, “Pluto” y “Oveja”) se acercó a los Schlenker con la intención de reemplazar a Rousseau. Claro que así como hay intermediarios en los pases, esta negociación también habría contado con interlocutores de peso dentro del organigrama de River. Así, Adrián y los suyos quedaban afuera de una torta que, según estimaciones, mueve entre 200 y 300 mil pesos por mes.

Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
Hoy más que nunca Suscribite

Hasta entonces, la banda de Adrián era la que tenía más apoyo oficial. Con la batalla de los quinchos, la Comisión Directiva les soltó la mano.

En junio pasado, el empresario Ricardo Cosentino fue víctima de un intento de robo en su casa de Coghlan. Un grupo de diez barrabravas ingresaron a su domicilio con handies y una logística muy aceitada. La Policía aún no esclareció el hecho, pero las hipótesis apuntan a que se trató de un “pedido” para nada amistoso de 50.000 dólares relacionados con la transferencia de Gonzalo Higuaín al Real Madrid. Por el modus operandi, repleto de violencia, el identikit de los responsables del hecho remitiría a la banda de Palermo.

Esta historia de musculosos con nombres de serie norteamericana –Alan, William, Kevin- patovicas expertos en artes marciales que se comunican por handy y son habitués de las pintadas, las apretadas y los mensajes mafiosos comenzó el fatídico 11-F en los quinchos del club. Continuó en el puente Labruna cuando River enfrentó a Independiente en el estadio Monumental y se prolongó con la muerte de Gonzalo Acro en Villa Urquiza.

El ataque de hoy en un hipermercado, a diez cuadras del estadio y a plena luz del día es un eslabón más de la guerra. Ahora, amenaza con expandirse, generando una reacción en cadena que nadie sabe dónde parará. Ni los dirigentes del club ni, mucho menos, la Policía.