La presidentas Cristina Fernández de Kirchner no podía creer que Florencio Randazzo le dijera que no iba a ser candidato a gobernador de la provincia de Buenos Aires. El ofrecimiento presidencial era interesante: se bajaba de la carrera por la Casa Rosada pero iba como candidato único en el mayor distrito del país. Pero el ministro de Interior y Transporte se negó. Menos de 24 horas después, comenzaron a llegar las duras acusaciones de todo el kirchnerismo por haber desobedecido a la jefa del Frente Para la Victoria (FPV).
Como suele suceder en el kirchnerismo, Cristina no hizo el trabajo sucio: dejó hablar a su tropa. Y, para su tranquilidad, ahora los K hacen fila para atacar al "apestado" Randazzo.
El primero de ellos fue el jefe de gabinete y ahora candidato a gobernador, Aníbal Fernández. El jueves 18 de junio, bien temprano, avisó a la opinión pública que el ministro no sería candidato. No dejaron que lo haga él: "Desistió de la candidatura presidencial", dijo el jefe de Gabinete, y explicó que tampoco será candidato a gobernador bonaerense.
Días más tarde, el jefe de Gabinete, lo destrató con su estilo: "Le pedí a Randazzo que se bajara de la moto”. Por las dudas, luego dijo que se sentía "absolutamente tranquilo de haber sido leal con mi amigo".
Para no ser menos que Aníbal, el secretario de Seguridad de la Nación salió con los tapones de punta: "Me parece que Randazzo hizo el ridículo", sentenció Sergio Berni. "¿Sabe lo que decía Perón? Del único lugar de donde no se vuelve es del ridículo"."Esperaba responsabilidad institucional a la hora de armar la ingeniería electoral", completó. Y remató: "Voy a estar en el lugar que el espacio política determine que deba estar; sin caprichos".
Para que las críticas no sean solamente masculinas, se puso el equipo al hombro la candidata a diputada de la Ciudad, Nilda Garré. Lejos de los comentarios moderados, consideró que "Randazzo tuvo un exceso de enojo. Fue un episodio penoso, no es la forma de renunciar a una candidatura".
La crítica también llegó por parte del titular de AFSCA, Martín Sabbatella, quien sostuvo que a Randazzo "no lo bajó nadie, él no quiso competir”. “Es una posición de él a raíz de cómo quedó compuesta la otra fórmula”, argumentó el ahora precandidato a vicegobernador de Aníbal.
Luego, el funcionario agregó: “Hay un problema de interés personal y de un proyecto. La política no se puede pensar en términos personales, hay que pensar en los proyectos colectivos y uno tiene que estar dispuesto a estar en donde el proyecto necesita”.
El diputado Edgardo DePetri fue inclusive más allá y pidió una "disculpa pública" del ministro para con la presidena y "la militancia". Hasta el sindicalista oficialista se encargó de marcarle el exilio. Hugo Yasky aseveró: "Lo de Randazzo me demostró una cara que no conocía de él".