Al calor de la tensión entre Cristina Kirchner y Daniel Scioli, un grupo de kirchneristas agita la posibilidad de forzar al gobernador a asumir una candidatura a diputado nacional en octubre, que renuncie a su cargo, y que deje la provincia de Buenos Aires bajo el control del Gobierno nacional.
Ese grupo está liderado por el vicegobernador, Gabriel Mariotto, y por Horacio González, presidente de la Cámara de Diputados de la provincia. Como Mariotto no tiene una aceptación considerable en la opinión pública, el plan implicaría también que el vice renuncie y que la Gobernación quede en manos de González, del peronismo más ortodoxo, segundo en la línea de sucesión.
El periodista Horacio Vertbisky de Página|12 lo escribió sin rodeos hace unos meses: “Si tiene algo de dignidad debería renunciar y presentarse como candidato a diputado”. La idea surgió cuando, en un arrebato de sinceridad –que no suele tener– Scioli confesó que quería ser candidato a presidente en 2015 si CFK no podía acceder a la reelección. Desde ese día de junio de 2012, la Gobernación se convirtió en un hervidero. Ese mes, Scioli necesitaba pagar sueldos y aguinaldos y no contaba con el dinero suficiente. Solicitó financiamiento de la Nación, que le fue denegado. Apeló a renovar las licencias de bingos para obtener por adelantado fondos frescos en concepto del canon. Al final, la Nación cedió y le entregó lo mínimo indispensable para que la provincia no explotara. Le volvió a pasar a comienzo de este año. Tanto, que todavía tiene un conflicto importante con los docentes bonaerenses, que se niegan a dar clases con la oferta del 22,% de aumento propuesto por el gobierno de Scioli.
Complicado. Aún si Scioli no aceptara la candidatura, tendrá dos años difíciles por delante. Tiene un bloque en la Legislatura provincial que responde a la Casa Rosada y, como pinta el panorama, tampoco podrá incorporar hombres de su confianza como legisladores en las listas, que con certeza serán conformadas en un despacho del Gobierno nacional.
Scioli ya vivió la experiencia: fue candidato testimonial en 2009, cuando el kirchnerismo enfrentó a Francisco de Narváez y perdió. Allí se expuso a una erosión de su imagen. Esta vez la propuesta de los ultra K no es que sea testimonial sino que asuma su banca. Ante estas repetidas versiones Scioli dice en público que aquella fue una situación extraordinaria. En privado, rechaza la posibilidad de plano.
Sin embargo, un funcionario K planteó, fuera de micrófono, que no sabe hasta qué punto el gobernador tiene chances de elegir: “Es un aceptador serial”, graficó.