Tras el escándalo por la aparición de pintadas y destrozos en la parroquia San Ignacio de Loyola, el templo más antiguo de la Ciudad de Buenos Aires, el rector del Colegio Nacional de Buenos Aires, Gustavo Zorzoli, ratificó hoy que deben ser expulsados los cinco alumnos que atacaron el templo y calificó como "irresponsables" a los padres que apoyan la toma del establecimiento.
Zorzoli consideró que "al menos estos cinco alumnos han cometido un acto de barbarie inadmisible", y destacó que "de esto también son responsables quienes llevan adelante la toma, porque esto puede suceder sólo en el contexto de una toma de esta naturaleza".
Consultado por radio Diez y La Red sobre si estaba a favor de expulsar a estos cinco alumnos, contestó: "Esa es mi postura. Es muy probable que sí, aunque el reglamento interno del Colegio marca ciertas pautas para alcanzar una sanción".
"Los alumnos, estudiantes, jóvenes, menores de edad, creen que pueden tener a cargo un edificio. Lo peor es que un grupo de padres, a esta altura unos irresponsables, creen que esto puede suceder. Un grupo de padres importante da su apoyo explícito", se quejó.
El directivo dijo no entender "qué más tiene que suceder: después de lo que pasó ayer, que hoy siga la toma y ese grupo de padres no haya ido al colegio a buscar a sus hijos para llevarlos a sus casas". "No se puede creer", insistió.
Riesgos. Según explicó Zorzoli, los vándalos que profanaron la iglesia más antigua de la ciudad debieron "atravesar cuatro puertas cerradas con llave y candado". "Están clausurados esos túneles porque no tienen ninguna seguridad: no están habilitado, no tienen piso, tienen 200 años".
"Estos padres son unos irresponsables. Estos chicos pudieron haber tenido un grave accidente y hoy estaríamos llorando por otra cosa", señaló. "Yo tendría una causa penal por abandono de persona", prosiguió Zorzoli.
Repudio. Pese a que el presidente del Centro de Estudiantes del colegio, Juan Manuel Cuello, adelantó que no darán a las autoridades los nombres de los agresores, la Asamblea del Colegio expresó su "repudio" al ataque perpetrado contra la iglesia y denunció que los destrozos "tuvieron como objetivo desprestigiar una lucha ejemplar del movimiento estudiantil contra una contrarreforma educativa de claro contenido reaccionario".