La reconocida organización Reporteros sin Fronteras (RSF) señaló hoy que, en materia de libertad de expresión y medios, "Argentina no es Venezuela". A través de un comunicado, la prestigiosa entidad - que releva ataques en todo el mundo - criticó el “encono” del actual gobierno con el Grupo Clarín pero despegó al país de la nación caribeña, que preside Hugo Chávez.
"La situación argentina no es similar a la de Venezuela. Nadie tiene interés en mantener esta confusión, a la vez falsa y peligrosa", describe RSF, con sede en París. La organización reconoció que entre el Ejecutivo y el holding existe una “guerra mediática” desatada tras la implementación de la Ley de Medios, aprobada en octubre del año pasado y el interés por regular Papel Prensa además de la rescisión de la licencia del proveedor de internet Fibertel, propiedad de Clarín.
En este sentido, Reporteros manifestó su apoyo a la norma que suplantó la Ley de Radiodifusión argumentando que "no tiene como objetivo, ni siquiera de manera indirecta, de reducir al silencio a los grupos de prensa concernidos" y “tampoco revela un proyecto gubernamental de coerción y acaparamiento de los medios de comunicación para crear un oligopolio a las órdenes del jefe de Estado ni hubo censura directa o cierre de medios de comunicación".
En relación a Papel Prensa, el principal abastecedor de papel para diarios del país - con acciones de Clarín, La Nación y el Estado - RSF expresó que “no es nada conveniente que un único grupo de prensa posea la mitad de las acciones de la única empresa de suministro de papel de prensa con una tarifa sin regulación (...) necesaria en nombre del pluralismo".
Al mismo tiempo, el escrito precisa que “son pocos los medios gráficos que pueden afrontar un precio impuesto por los periódicos más grandes del país". No obstante, reconoce que desde la llegada de Néstor Kirchner al poder el vínculo con los medios “ha sido siempre controversial" y destacó que "el gobierno no tendría que haber replicado a los grupos de prensa dominantes mezclando varios ámbitos (económico, político, editorial)" porque "todo poder democrático debe aceptar la crítica pública, aunque sea dura".