El 2012 será recordado como el año que el kirchnerismo quiso olvidar. Comenzó con la presidenta Cristina Fernández internada con un diagnóstico de cáncer. El verano siguió con un tren que no frenó y mató a 52 personas. En paralelo, estalló el caso Ciccone que involucró al vicepresidente, a sus amigos y a parte del Gobierno. El abrupto cepo al dólar, el divorcio con la CGT y la batalla final contra Clarín, tampoco ayudaron a mejorar el clima enrarecido. Todavía no habían llegado los cacerolazos (ni los masivos ni los otros), los tironeos por la inflación, la pelea por el impuesto a las Ganancias y el 7D. Aunque parezca increíble, todo esto pasó en los últimos doce meses.
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