Este verano, Mar del Plata no sólo fue testigo del inicio de la campaña de Daniel Scioli hacia la presidencia y de reuniones políticas con distintos gobernadores, sino que también allí el mandatario bonaerense se hizo tiempo para atender el negocio del juego en la provincia de Buenos Aires. La última semana, Scioli ofició una vez más de intermediario entre empresarios del sector y Cristóbal López, un nuevo aliado con el que planea llegar a la carrera presidencial.
El viernes 17, el gobernador participó de la inauguración del casino del sindicalista Luis Barrionuevo, en el Hotel Sasso de Mar del Plata. Allí coincidió con uno de los directivos argentinos de la empresa española Codere, Bernardo Chena, con quien cuatro días después mantuvo un encuentro en el Hotel Provincial. En la reunión del martes en la que también habría participado Gabriel Gómez, otro directivo de Codere, Scioli se interesó por los rumores de venta de las 14 salas de bingos, mencionó a Cristóbal López como interesado en la compra, y deslizó el fantasma de la estatización. Consultados por PERFIL, Gómez desmintió que la reunión haya existido, aunque las fuentes consultadas ratificaron la información.
La empresa española está en default y en los últimos días solicitó ante la Justicia de Madrid un “preconcurso de acreedores”, ante la incapacidad de no cumplir con una deuda de más de 120 millones de euros. La crisis de los negocios del exterior, el impedimento de enviar las ganancias de la Argentina por las restricciones cambiarias y las presiones políticas para la venta hacen esperanzar a la administración bonaerense con que Codere finalmente se desprenda de las máquinas tragamonedas en este territorio, a pesar de que la Argentina es uno de los pocos países que le garantiza a la española importantes ganancias (representan el 40% de sus ingresos totales a nivel mundial).
En medio de los rumores, luego de la reunión que directivos locales habrían mantenido con Scioli, en febrero llegará al país el presidente de la empresa, José Antonio Martínez Sampedro. Desde Codere creen que el fantasma de la estatización sería sólo una amenaza para que la empresa finalmente traspase el negocio a López.
A Cristobal López este negocio lo seduce desde hace tiempo, pero recién ahora logró el apoyo de Scioli para pelear por él. El empresario, que logró expandir su poder en la era kirchnerista, comenzó a apostar a otros dirigentes con el objetivo de darle continuidad a sus beneficios en las próximas gestiones, y llegó así a afianzar su relación con el gobernador, como reveló PERFIL.
Clink. Desde hace meses, por distintas negociaciones, los diferentes empresarios del juego ven a la administración sciolista como una emisaria de López en las conversaciones por la venta, traslado de salas y adquisición de nuevas máquinas tragamonedas.
En 2013, Scioli autorizó por decreto la renovación por 15 años de las licencias para la explotación de varias salas de bingos, de las cuales cinco son de Codere. Para ello, la empresa adelantó un canon a la provincia. Codere cuenta con más de 6 mil máquinas tragamonedas (cada una factura entre $ 1.200 y $ 1.800 diarios). Es lo que lo hace tan seductor para Cristóbal, dueño de las maquinitas en otros distritos.
La opción más certera para Cristóbal sería comprar Codere, pero la empresa resiste la embestida. Cristóbal no podría depositar en el exterior el monto de U$S 2.000 millones que costaría la empresa y eso es un freno que por ahora funciona. Si Scioli optara por la estatización, debería cubrir el canon anticipado que ya cobró su gobierno. El directivo de Codere Gabriel Gómez aseguró a PERFIL que esta empresa no recibió ninguna oferta para vender. Aunque desmiente negociaciones de venta, admite que por la situación financiera en el exterior, el Instituto de Lotería y Casinos bonaerense les consultó sobre las condiciones del negocio en Argentina.