El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, se irá de su cargo el 2 de diciembre próximo luego de que la presidenta Cristina Fernández de Kirchner aceptara hoy su renuncia.
De esta forma, el kirchnerismo se deshizo de uno de sus funcionarios emblema, que se caracterizó por hacer de la intimidación, ya fuera con armas o guantes de boxeo, una forma de política.
Cercano a Néstor Kirchner, incluso desde antes de su presidencia, Moreno ingresó como secretario de Comercio Interior en 2005, tras pasar por la secretaría de comunicaciones, sin grandes antecedentes en la política: de 1990 a 1993 ocupó un cargo en la subsecretaría de Producción en el Gobierno de Buenos Aires, bajo la intendencia de Carlos Grosso.
En 2008, Moreno levantó su perfil al transformarse en uno de los acérrimos defensores del oficialsimo en la recordada lucha con el campo. Durante el conflicto, se cargó al ministro de Economía y salió a la calle en distintas oportunidades a arengar contra los "gorilas".
Su pelea con Lousteau. El libro "Campo de batalla", de los periodistas Andrea Jafelle Fraga y Guido Baistrocchi, reconstruyó los entretelones de cómo surgió la idea de la suba de las retenciones con el fin de aumentar la recaudación.
Según la publicación, el proyecto fue pergeñado por el propio Moreno, en compañía del entonces expresidente Kirchner. Sin embargo, en un principio, la idea de Moreno era aplicar una retención fija, lo que no convenció a la Presidenta. Por eso, la mandataria le pidió al joven ministro de Economía Lousteau que le hiciera una nueva propuesta.
Allí comenzó a gestarse una tensa relación entre Moreno y Lousteau, que se mantiene hasta la actualidad. "En la lógica rústica del Secretario de Comercio, había que sacarle plata a alguien y el único sector que podía tener alguna posibilidad de retoque en su esquema de rentabilidad era el campo", detalla el libro.
El nuevo esquema presentado por Lousteau tenía como objetivo aumentar la recaudación con una suba de las retenciones de acuerdo a cómo subiera o bajara el precio internacional de los commodities. Cristina le dio la derecha al ministro, lo que enfuereció aún más al secretario.
El conflicto entre ambos se hizo público el primero de abríl de 2008, cuando Moreno le hizo el famoso gesto de degüello al economista. Entonces, Moreno ya era un funcionario sin filtros: "Gorila puto / vas a pagar / las retenciones del gobierno popular", cantaba el secretario en las puertas del INDEC.
Con la pelea entre el Gobierno y el Grupo Clarín ya en ebullición, Moreno se convirtió en uno de los principales detractores del mismo grupo de medios que había favorecido en 2007 al firmar la fusión entre Cablevisión y Multicanal.
El propio secretario de Comercio alentó la publicación del "Informe Papel Prensa", motorizado por su protegida Beatriz Paglieri y se hizo cargo de la lucha por la papelera en primera persona. No importaba cómo, Moreno siempre trataba de intimidar para cumplir sus objetivos.
Guantes de boxeo. El 12 de agosto de 2010, el secretario, ya convertido en la mano derecha de Néstor Kirchner, se ocupó de suspender una asamblea de la empresa Papel Prensa S.A. Lo hizo de un modo particular: sacó unos guantes de box, bajó las luces, le pidió a las damas que dejen el rencinto e invitó a los accionistas de los diarios Clarín y La Nación a pelear contra él.
La leyenda de "Clarín miente" lo marcó a sangre. El interior de la secretaría de Comercío siempre era empapelada con las burlas de coyuntura. La última: "+A = B, B = Boludo", en alusión al eslogan del intendente de Tigre, Sergio Massa.
A pesar de sus malas formas, y error tras equivocación, el secretario de Comercio Interior sobrevivió a seis ministros de Economía (Felisa Miceli, Miguel Peirano, Martín Lousteau, Carlos Fernández, Amado Boudou y Hernán Lorenzino) y cuatro jefes de Gabinete (Alberto Fernández, Sergio Massa, Aníbal Fernández y Juan Manuel Abal Medina).
Otra de las características del secretario era participar en políticas que iban más allá de su área: con "los doce apóstoles" intervino las cifras del INDEC desde el 2007, cuando comenzaron a surgir las primeras desmentidas en los índices de precios, hasta la actualidad, cuando los índices de inflación no tienen la credibilidad ni de los más acérrimos kirchneristas.
Luego, acumuló denuncias por abuso de autoridad por presuntos maltratos a consultoras privadas y lideró las frustradas negociaciones comerciales con Ángola, entre otras tantas políticas que impulsó y terminaron en fracaso. Sin embargo, cuando fue consultado por las cifras del INDEC, se excusó: "No es mi área".