Después de una semana de idas y venidas, que incluyó el fracaso del “simulacro” de sesión virtual, negociaciones cruzadas y capacitaciones técnicas a toda hora, la Cámara de Diputados no pudo fijar hasta ahora la fecha de la primera reunión que tendrá un esquema mixto y prevé la presencia de una parte de los legisladores en el recinto y el resto desde sus casas, en cumplimiento del aislamiento.
Es que las fallas técnicas del sistema desnudaron la fragilidad de los acuerdos que existían entre los distintos bloques y que Massa, en su apuro para mostrar resultados positivos, intentó patear para adelante. En ese contexto, Juntos por el Cambio volvió a meter una cuña y renovó su pedido para realizar una sesión presencial en algún estadio o teatro hasta que se pula el tema técnico y, una vez que se logre la alternativa mixta, insistir con tener más diputados en el recinto ya que solo se habilitó la presencia de 46 integrantes, distribuidos la mayoría entre el Frente de Todos y Juntos por el Cambio.
La situación también reveló las molestias de algunos diputados que se sintieron tocados porque Massa deslizó que el simulacro no había funcionado por la impericia de los legisladores para validar su identidad, votar o seguir la sesión desde su computadora, cuando lo que también sucedió es que la red VPN, diseñada para la sesión virtual, no resistió el voto en simultáneo de los más de 200 miembros. “No me parece un costo el hacer prueba y error”, justificó Massa, que se quejó de que las comisiones funcionaron bien y “no fueron noticia”.
Según comentaron fuentes parlamentarias a PERFIL, durante el fin de semana continuarán las capacitaciones que brindarán integrantes del equipo de Modernización, los desarrolladores informáticos y los secretarios parlamentarios de cada bancada, que actuarán como canalizadores de las inconvenientes de los legisladores.
“Fecha por ahora no hay”, confirmaron desde la presidencia de la Cámara, ya que deberá realizarse otra prueba, y recién ahí volver a reunir a los jefes de los bloques para iniciar nuevamente lo que a esta altura podría llamarse “la novela parlamentaria”.