La figura de Julio César Strassera siempre fue incómoda para el kirchnerismo, tanto para el gobierno de Néstor Kirchner como para el de Cristina Fernández. Enarbolada la bandera de los derechos humanos, el kirchnerismo nunca pudo explicar por qué la figura emblemática del juicio a las Juntas Militares se consolidó con un perfil tan opuesto al de los defensores de la “década ganada”. “Si le tengo que recomendar algo a la Presidenta, le diría que vaya al psiquiatra”, lanzó el fiscal, en una de sus últimas entrevistas.
Strassera apoyó la decisión de Néstor Kirchner de derogar las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. Hasta ahí llegó su disposición con el kirchnerismo. Una década después, el fiscal acusaba al Gobierno de cooptar uno de sus hogares: el Ministerio Público Fiscal. Por eso, en las últimas semanas, había considerado una “obligación moral” asistir a la marcha del 18 de febrero, en homenaje al fiscal de la causa AMIA, Alberto Nisman, encontrado muerto hace poco más de un mes, horas antes de presentarse en el Congreso de la Nación para explicar su denuncia contra la Presidenta.
Los enfrentamientos públicos entre Strassera y el Gobierno empezaron en 2008, cuando le endilgó al oficialismo dilatar las causas de lesa humanidad para darle un uso electoralista a los procesos judiciales. "El Poder Ejecutivo no las quiere tratar porque le conviene prolongarlas, ya que las quieren usar como bandera de los derechos humanos, de la que se ha adueñado", declaró el fiscal en 2008, luego de que la Corte Suprema lanzara una acordada para acelerar los tiempos jurídicos.
En ese momento, el letrado se despachó con dureza contra el kirchnerismo: "Si las elecciones de 1983 las hubiera ganado este oficialismo, no hubiera habido ningún juicio contra los militares".
La situación se puso más tensa aún cuando el Gobierno comenzó “la madre de todas las batallas” con el Grupo Clarín, a la que acusó de haber obtenido Papel Prensa de manera ilegal, bajo amenazas de muerte a David Graiver y Lidia Papaleo. Allí, Strassera descartó que tanto Clarín como La Nación hubieran comprado la empresa mediante negociaciones irregulares.
Desde entonces, para el Gobierno, Strassera dejó de ser “el fiscal del Nunca más”. Pasó a denominarse, en cambio, “el fiscal de la Dictadura”. La cruzada fue encabezada por la propia Presidenta, que en 2010 le dedicó una extensa carta en el blog de Aníbal Fernández donde sostenía que Strassera, durante la Dictadura, le había denegado la libertad al exgobernador Jorge Cepernic, detenido de manera ilegal.
“Este Fiscal dictaminó que no se hiciera lugar al pedido de libertad (...) Ese Fiscal, duro en sus apreciaciones y firme en sus convicciones, a la hora de hacer cumplir el Estatuto del autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, era Julio César Strassera. Don Jorge estuvo varios años detenido hasta recuperar la libertad”, escribió la jefa de Estado.
El fiscal mantuvo intercambios con distintos ministros del gabinete kirchnerista. El jefe de Gabinete Aníbal Fernández desautorizó la versión de Strassera sobre la negociación de Papel Prensa al afirmar que “Strassera se dedicaba a maltratar a los detenidos, que ahora venga como un señor buenito a contarnos la verdad de la milanesa me parece despreciable, ahora se trata que es el abuelito de Heidi”.
Fiel a su estilo, el fiscal prefirió evadir el tenor de los dichos. “Hay ofensas que, la verdad, hay que agradecerlas, ésta es una de ellas”, respondió aquella vez, cuando Perfil.com lo consultó por los dichos de Aníbal. “Mete a todos en la misma bolsa, es la costumbre que tiene el ministro, qué le vamos a hacer”, se limitó a responder.
Conadep. En 2014, el fiscal se embarcó en otro enfrentamiento con el Gobierno. Lo hizo durante la conmemoración de una muestra que conmemoraba los 280 días de trabajo de la Conadep. A su turno en el micrófono, Strassera le recriminó al oficialismo haber reemplazado el prólogo del “Nunca más” en 2006, con intenciones de reescribir parte de los hechos acontecidos en los ‘70, y retirar -supuestamente- la firma de Sábato del dossier.
“Algún insolente se atrevió a modificar el prólogo escrito por Ernesto Sábato. Y a agregarles algunas presuntas víctimas que cobraron jugosas indemnizaciones”, dijo el fiscal del Juicio a las Juntas Militares.
Últimos cruces. En sus últimas entrevistas, Strassera se mostró crítico con la llegada de Alejandra Gils Carbó a la Procuración general de la Nación. “Con ella, el Gobierno pretende colonizar el Poder Judicial, no tienen vergüenza”, lanzó, 20 días antes de morir.
"La justicia no es partidaria por más que los jueces al momento de votar eligen. Yo he tenido jueces de todos los colores y nunca tuve problemas. Pero para ellos son todos enemigos. Cuando le fallan en contra son jueces enemigos”, contó.
El 7 de febrero, además, había dicho que consideraba una “obligación moral” asistir a la marcha del silencio. Una descompensación sufrida días después no lo dejó seguir.